Travel guide from Formentera - Guia Turistica de Formentera

FORMENTERA

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El último paraíso del Mediterráneo.

Formentera es conocida como el último paraíso del Mediterráneo por haber sabido conjugar el turismo con la protección del medio ambiente.

La lucha de varias generaciones de formenterenses ha hecho posible la conservación de una isla cuyas playas, aguas cristalinas y clima, la hacen ser una pequeña joya del Mare Nostrum.

Sólo se puede llegar a Formentera en barco desde Ibiza. Esta inaccesibilidad la convierte en un lugar tranquilo donde huir del estrés y de la masificación. Se puede disfruetar de la isla paseando en bicicleta o bañándose en su más de 20 km de playas de arena blanca y aguas de transparencia infinita, donde es posible practicar todo tipo de deportes náuticos.

El secreto de la existencia de un mar cristalino y de las largas playas de Formentera que la diferencian del resto del Mediterráneo, es la pradera de posidonia que rodea la isla, una depuradora natural que limpia el agua y permite la sedimentación de la arena en el litoral.

Una auténtica selva submarina que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

El éxito turístico de la isla, amada tanto por residentes como por visitantes, radica en que la gente todavía encuentra en Formentera algo diferente.

La diferencia la marca el respeto por la naturaleza, la pervivencia de su propia cultura y la visión de conseguir la exclusividad a través de la protección del medio ambiente.

Otros hechos diferenciales de Formentera son la libertad y su luz, que se han convertido desde los años 70, en atractivos para artistas y artesanos que hoy en día son parte del patrimonio diferencial de la isla.

Sus diseños en ropa, complementos y joyas, o sus obras de arte, son poderosos reclamos de Formentera.

Una geografía peculiar y cautivadora, un clima suave y una vegetación mediterránea que combina zonas dunares con bosques de pino y de sabina, unas coníferas que dan personalidad a la isla.

Pero lo que, sin duda, más atraerá la atención del visitante inquieto es la forma en la que los isleños han sabido adaptarse a la dureza de la isla; los muros de piedra, la magnífica arquitectura tradicional o las higueras convertidas en auténticas esculturas en medio de los campos de la isla son ejemplos repetidamente fotografiados de ello.

Flora y fauna

Fauna

Formentera se caracteriza por la presencia de diferentes especies de aves, reptiles, coleópteros y por la existencia de una variada fauna acuática en zonas húmedas y torrentes.

Estos grupos destacan por su importancia general y por algunas especies muy valiosas y por presentar interesantes endemismos, como ocurre con los lacértidos y diversos grupos de invertebrados.

Vegetación

En la actualidad, la vegetación silvestre de Formentera se caracteriza por el predominio de los pinares y sabinares de P.halepensis y J. Phoenicea en los hábitats forestales, en diferentes estados de sucesión y conservación, acompañados de un estrato arbustivo que presenta diferentes variantes en función de las condiciones locales de microclima y suelo.

Asimismo, el abandono de las actividades agrícolas tradicionales, ha supuesto la reforestación de amplias superficies que presentan un bosque más o menos desarrollado con presencia de especies arbóreas agrícolas.

Ya en costas abruptas y acantilados dominan las comunidades endémicas de "fonoll marí" y "saladins" que dan lugar a la asociación Crithmo-Limonietum.

En algunas franjas costeras de cierta altura y orientadas al Norte se desarrollan comunidades endémicas de muy alto valor ecológico, como por ejemplo al Sureste de La Mola.

Cabe destacar también la abundante presencia de comunidades típicas de dunas móviles y semimóviles como son Medicagini marinae – Ammophiletum arundinaceae y Lotus cretici – Crucianelletum maritimae.

Cultura

Aparte de su carácter meramente marinero, Formentera está también muy fuertemente arraigada con la escasa tierra que posee.

Las dificultades que la tierra caliza ha planteado al esforzado campesino, que de forma ancestral ha luchado para conseguir sacar algo de sustento del campo, quedan recogidas en forma de exposición permanente en el Museo Etnológico que existe en la isla.

La práctica totalidad de antiguos utensilios utilizados en el mundo rural pueden ser contemplados en este museo, así como espléndidas piezas de instrumentos musicales folclóricos. Sin duda alguna, una visita a este lugar, contando con las explicaciones pertinentes de un guía.

Abierto de lunes a sábados, de 10:00 h. a 14:00 h.

EL PATRIMONIO CULTURAL DE FORMENTERA

Pese a que hasta hoy solamente se ha excavado una pequeña parte del patrimonio arqueológico existente, los testimonios revelan que al final del tercer milenio a.C. Formentera ya contaba con una población continuada.

No obstante, se desconoce el momento exacto en el que se inició su ocupación. Aparte de esta etapa prehistórica, también destaca la abundancia de restos de época romana y andalusí.

En 1235 Formentera, junto con Eivissa, pasa a formar parte de la Corona de Aragón, pero la consolidación de la población se ve interrumpida a partir de la segunda mitad del siglo XIV, debido a los efectos de la peste negra y, posteriormente, a la amenaza que suponía la piratería.

Los intentos de volver a repoblar la isla fueron numerosos, pero no cristalizaron hasta el final del siglo XVII. Entonces fue cuando se encaminó definitivamente el proceso, que se materializó ya a lo largo del siglo XVIII con gente procedente de Eivissa.

En una porción de territorio tan pequeña como es Formentera, en donde los recursos terrestres y marinos han condicionado notablemente la vida en la isla, la frontera entre valor cultural y valor natural muchas veces es difusa.

Buena prueba de ello es la amplitud de nuestro patrimonio etnológico, que constituye un compendio de aprovechamiento sostenible de los diferentes recursos naturales de la isla.

 I. PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

Sepulcro megalítico de Ca na Costa

ca_nacosta

Yacimiento funerario que consta de una cámara central circular delimitada por grandes losas verticales rodeadas por tres círculos concéntricos de empedrados y veintidós radiales, además de un corredor que conduce a la parte central de la construcción.

Descubierto en 1974, la excavación posterior sacó a la luz restos de ocho individuos, quince botones de hueso triangulares y piramidales, fragmentos de sílex y algunas muestras de cerámica incisa, materiales depositados en el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera, con sede en Eivissa.

Las dataciones de carbono 14 practicadas a los materiales sitúan el yacimiento entorno del 2000 a.C., hecho que lo convierte en el megalito más antiguo de las Illes Balears. Tuvo un uso prolongado, de unos 400 años, hasta aproximadamente el 1600 a.C.

Fue declarado Bien de Interés Cultural, en la tipología de zona arqueológica, en el año 1994.

Castellum romano de Can Blai

Castellum romano de Can Blai

Restos de una construcción fortificada de época romana bajo imperial. La datación estimada es entre el final del siglo III y el principio del IV de nuestra era. Se caracteriza por planta cuadrada con una torre en cada esquina.

Por la tipología se puede relacionar con otras construcciones parecidas situadas en zonas fronterizas del Imperio, como Rumanía, Bulgaria, Siria, Palestina o Túnez.

Los resultados de las excavaciones realizadas en 1979 y 1980 hacen pensar que se trata de una obra inacabada, posiblemente de carácter privado, destinada al refugio de la población de las zonas próximas. Fue declarado Bien de Interés Cultural, en la tipología de zona arqueológica, en el año 1994.

Yacimientos prehistóricos de Cap de Barbaria

Yacimientos prehistóricos de Cap de Barbaria

Cap de Barbaria constituye una zona geográfica que durante la edad del bronce antiguo y medio (entorno del 1600-1000 a.C.) llegó a estar densamente poblada. Muestra de ello es la veintena de yacimientos de esta cronología, de los cuales se han excavado tres.

Cap de Barbaria II es el más extenso, una estructura de planta compleja formada por diferentes ámbitos adosados unos a otros y que adoptan diversas tipologías curvas: círculos, semicírculos, en forma de herradura o de elipse.

Parece ser que la compartimentación de estas construcciones estaba relacionada con los usos a los que se destinaba cada espacio: habitaciones, áreas de trabajo o para resguardar animales. Cap de Barbaria I y III, en cambio, son construcciones de planta más simple.

 II. CONJUNTOS HISTÓRICOS

Arquitectura urbana

Durante los siglos XVIII y XIX, los pobladores formenterenses se habían asentado y repartido de manera homogénea a lo largo del territorio. Construían casas aisladas dentro de las porciones de tierra que se les había proporcionado. No es hasta el final del siglo XIX y en los albores del XX cuando se empiezan a consolidar, de una forma más clara, núcleos de viviendas entorno a las principales iglesias y a sus caminos de acceso.

De esta manera, las construcciones empiezan a planificarse sobre la base de un planteamiento más urbano, alineadas con los antiguos caminos que acabarían convirtiéndose en las principales calles de los núcleos.

Este nuevo enfoque implicaba cambios en las orientaciones tradicionales, que en las casas rurales era siempre hacia el sur o el sureste.

En los nuevos edificios de las décadas de 1920 y 1930, orientados siempre hacia los viales de acceso, se caracterizaban por tener las oberturas más grandes y decoradas con cenefas que en muchas ocasiones se pintaban de colores como azul o marrón.

Son buenos ejemplos de aquella época el Bar Centro, la Fonda Platé o Can Manolo, todos ellos en Sant Francesc Xavier.

Capella de sa Tanca Vella

capella de sa tanca vella

Capilla de pequeñas dimensiones, de planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón.

El arzobispado de Tarragona autorizó su construcción en el año 1369, bajo la advocación de Sant Valero. Sirvió, en aquellos años, para la escasa población de Formentera, despoblada unos años antes debido a la peste negra de 1348.

En el siglo XVIII, con la repoblación definitiva de la isla, la Capella de Sant Valero quedó anexionada a una casa de nueva planta, Sa Tanca Vella, que le proporcionó la denominación actual.

A principios de la década de 1980 dicha casa, ya en estado de ruina, se demolió para recuperar la capilla, que fue adquirida por el Ayuntamiento de Formentera en 1983. Fue declarada Bien de Interés Cultural, en la tipología de monumento, en el año 1993.

Iglesia de Sant Francesc Xavier

iglesia sant francesc xavier

Al final del primer cuarto del siglo XVIII la Capella de sa Tanca Vella ya quedaba pequeña para una población que aumentaba progresivamente.

Por este motivo se solicitó la construcción de un nuevo templo al arzobispo de Tarragona Manuel de Samaniego, quien autorizó las obras que duraron de 1726 hasta 1738. Aparte de su función como templo religioso, el edificio se planteó como fortaleza defensiva, en unos años en los que el recuerdo de la piratería era aún muy presente.

Consta de una única nave de planta rectangular, con muros de dos metros de grosor que sostienen la bóveda de cañón, sobre la que se encuentra la casa del rector. La puerta del templo está revestida de planchas de hierro, además de estar protegida por una tronera, a la que se accede desde el coro. Fue declarada Bien de Interés Cultural, en la tipología de conjunto histórico, en el año 1996.

Iglesia del Pilar de la Mola

iglesia del pilar de la mola

Como respuesta a las diversas solicitudes que los habitantes de la Mola llevaban haciendo desde 1760, en el año 1771 el arzobispo de Tarragona Juan Lario autorizó la construcción de una segunda iglesia en Formentera, ésta situada en la Mola, con la finalidad de ofrecer servicio espiritual a los habitantes de aquella zona, dado que se encontraban a gran distancia de la iglesia de Sant Francesc Xavier.

Las obras acabaron en 1784, y el primer obispo de la Diócesis de Eivissa y Formentera, el aragonés Manuel Abad y Lasierra, consagró el nuevo templo y lo dedicó a la advocación de la Virgen del Pilar.  

De planta rectangular y una sola nave, está cubierta con bóveda de cañón y tiene la casa del rector adosada en el lado noreste.

Es la única iglesia de Formentera que presenta porche para resguardar la puerta de entrada. Fue declarada Bien de Interés Cultural, en la tipología de conjunto histórico, en el año 1996.

Iglesia de Sant Ferran de ses Roques

iglesia de sant ferran de ses roques

El decreto de creación de las parroquias de la Diócesis de Eivissa y Formentera de 1785 contemplaba, además de las de Sant Francesc Xavier y del Pilar de la Mola, una tercera parroquia en la isla de Formentera dedicada a Sant Ferran, con una iglesia que debía construirse en las Reales Salinas.

Pero el templo no se llegó a levantar, debido a las condiciones de insalubridad de la zona. No fue hasta finales de 1883 cuando finalmente comenzaron las obras del nuevo templo, situado en el lugar elegido por los vecinos y que respondía a un mayor aumento de población: Ses Roques.

Se inauguró en 1889 y es la más pequeña de las tres iglesias parroquiales. Se caracteriza por tener planta de cruz latina, originada por dos capillas a sendos lados del presbiterio. Fue declarada Bien de Interés Cultural, en la tipología de conjunto histórico, en el año 1996.

III. LUGARES HISTÓRICOS

Ses Salines

Ses Salines

Se desconoce cuando se empezaron a explotar las salinas de Formentera. Posiblemente ya funcionaban durante la antigüedad, pero es en la documentación del siglo XIII, con motivo de la conquista de las Pitiüses por parte de la Corona de Aragón, cuando se encuentran las primeras referencias escritas.

En 1715, con la aplicación de los Decretos de Nueva Planta, pasaron a manos del Estado, hasta que posteriormente fueron adquiridas primero por el mallorquín Antoni Marroig (1873) y después por Salinera Española SA, sociedad que las explotó hasta 1984.

Ses Salines constituyen un complejo sistema que aprovecha la existencia de S’Estany Pudent para disponer a su alrededor de una canalización de agua del mar para alcanzar una mayor concentración salina.

Esta agua después se bombeaba, usando diferentes mecanismos, al sistema de estanques donde la sal cristalizaba y después se extraía. Fueron declaradas Bien de Interés Cultural, en la tipología de lugar histórico, en 2004.

Colonia penitenciaria de Formentera

es campament formentera

Campo de prisioneros republicanos, conocido también como Es Campament, que constituye uno de los testimonios materiales de la represión franquista de la posguerra en Formentera.

Se levantó en 1939, poco después de acabar la Guerra Civil, y se clausuró en 1942. Llegó a albergar más de un millar de reclusos procedentes de diferentes lugares de las Illes Balears y del resto del Estado.

Cincuenta y ocho de ellos —según el registro municipal— murieron a causa de las duras condiciones y de la deficiente alimentación que recibían. Actualmente aún se conservan restos de los muros que lo delimitaban, los pavimentos de algunos barracones y tres pozos.

IV. DEFENSA Y SEÑALIZACIÓN COSTERA

Torres de defensa costeras

Exceptuando el altiplano de La Mola, protegido ya de por sí por sus acantilados, el resto de la isla cuenta con un sistema de torres defensivas repartidas a lo largo de la costa. Ubicadas en puntos estratégicos y visualmente comunicadas entre sí, servían de punto de vigilancia para dar la voz de alarma en caso de amenaza llegada desde el mar.

La Torre de sa Guardiola, situada en la isla de S’Espalmador, fue la primera que se construyó, en 1749.

torre de sa guardiola

Posteriormente, entre 1762 y 1763 se construyeron las otras cuatro: la de sa Punta Prima, la de la Gavina, la des Cap de Barbaria y la des Pi des Català.

Todas obedecen a una misma tipología de planta circular y dos niveles, con acceso desde el segundo por cuestiones de seguridad. Fueron declaradas Bien de Interés Cultural, en la tipología de monumento, en 1949.

Faros

En una isla tan pequeña en donde el mar tiene tanta presencia, las señales marítimas se convierten en elementos clave en el paisaje. El primer faro que se construyó en Formentera fue el de La Mola, situado en el extremo más oriental de la isla, al borde del acantilado. Se llevó a cabo entre 1859 y 1861, siguiendo el proyecto de Emili Pou.

faro la mola

Él mismo también proyectó el faro de la Illa d’en Pou, islote situado al norte de S’Espalmador. Éste se construyó entre 1862 y 1863, con una intervención posterior en 1902. Por otro lado, el faro de Es Cap de Barbaria, que señaliza el punto más meridional de las Illes Balears, es una obra más reciente, llevada a cabo entre 1970 y 1971.

V. CAMINOS Y DIVISIÓN TERRITORIAL

Camí de sa Pujada

cami de sa pujada

Constituye una pequeña porción del camino que antiguamente unía la iglesia de Sant Francesc con la Mola.

Se trata de un tramo de unos novecientos metros de longitud que asciende bordeando los acantilados del extremo nororiental de la meseta de La Mola.

Presenta un fuerte desnivel, motivo por el cual se adoquinó en determinados tramos para evitar su deterioro. Se hace difícil precisar su antigüedad. Algunos lo han relacionado con la congregación de frailes agustinos establecidos en La Mola durante el siglo XIII, puesto que tenían derecho a acceder al Pou des Verro, situado en Es Caló.

Pero la documentación actual sólo nos permite afirmar que ya existía en el siglo XVIII, centuria en la cual se reparó y modificó por el mal estado que presentaba. Fue declarado Bien de Interés Cultural, en la tipología de monumento, en 1993.

Mojones

Constituyen, junto con las paredes de piedra seca, un sistema para señalizar los límites de las propiedades.

Pueden adoptar diferentes apariencias: cruces talladas en la roca, almenas de piedra y argamasa o, las más comunes, conjuntos de tres pequeñas losas semienterradas colocadas paralelamente y en posición vertical.

La repoblación definitiva de Formentera se inició a partir de tres donaciones de tierras que la Corona concedió a particulares.

La primera gracia real, concedida al ibicenco Marc Ferrer el 24 de diciembre de 1695, comprendía media legua cuadrada en la parte central de la isla.

En 1699 una segunda gracia real otorgaba, también a Marc Ferrer, toda la zona de La Mola y Es Carnatge.

Finalmente, el mismo año se concedió una tercera gracia real, ésta a Antoni Blanc, yerno de Marc Ferrer: un cuarto de legua cuadrada al sur de S’Estany des Peix. Parte de los mojones que delimitaban esas gracias reales se han recuperado y señalizado en los últimos años.

Paredes de piedra seca

El entramado de paredes de piedra seca es otro elemento singular del campo de Formentera.

Cumple diversas funciones al mismo tiempo: delimitar propiedades, separar áreas destinadas a diferentes usos, proteger la vegetación del viento y contribuir a almacenar la piedra que se elimina de los campos para hacerlos cultivables.

En definitiva, son testimonio de cómo el hombre ha modelado y ordenado el paisaje a lo largo de los años aprovechando uno de los recursos más abundantes que ofrece el medio formenterense: la piedra.

Los documentos de establecimiento de tierras a los nuevos pobladores del siglo XVIII a menudo mencionan las paredes de piedra que se deberán levantar para delimitar las haciendas.

En algunos casos, incluso se describen las características que deberán tener: seis palmos de altura y enlosadas. El sistema constructivo se basa en una doble fila de piedras rellenada con reble o piedra pequeña.

No se utiliza barro ni otro material para unir las piedras. La parte superior se corona con losas que sobresalen por uno de los lados, de manera que se refuerza la construcción al tiempo que dificulta que los animales puedan saltar de un lado al otro.

VI. PATRIMONIO ETNOLÓGICO

Casas

Desde la repoblación del siglo XVIII se fue consolidando un sistema de distribución humana en el que los nuevos habitantes levantaban casas dentro de las porciones de tierra que se les había concedido. De esta manera, las casas diseminadas a lo largo del territorio constituyen uno de los elementos que más definen el paisaje de la isla.

Se pueden diferenciar dos tipos de vivienda. En primer lugar, el estilo constructivo del siglo XVIII, que se mantuvo hasta el último cuarto del siglo XIX. Se trata de una importación directa de la arquitectura tradicional ibicenca de aquellos años, aunque más austera: casas pequeñas, generadas por adosamiento de volúmenes cúbicos, con cubiertas planas e impermeabilizadas con arcilla, canaletas para evacuar el agua de lluvia y ventanas pequeñas.

Posteriormente, a partir del final del siglo XIX y hasta mediados del XX, se empezaron a sustituir las cubiertas planas por las de tejas dispuestas en doble vertiente, al mismo tiempo que las ventanas tendieron a hacerse cada vez más grandes.

Molinos harineros

molins de sang

Los denominados molins de sang (molinos de sangre), activados por tracción animal, constituían el sistema más antiguo para moler grano y hacer harina.

La orografía de la isla, expuesta a todos los vientos, facilitó la sustitución de aquellos mecanismos por molinos de viento. Los tres más antiguos, documentados ya en el siglo XVIII, son el Molí d’en Teuet (1773), el Molí Vell de la Mola (1778) y el Molí de ses Roques (1797).

moli-teuet

Los dos de Sa Mirada, el Molí d’en Botigues y el ya desaparecido Molí d’en Simon —éste en Es Cap de Barbaria— se construyeron a lo largo del siglo XIX.

Cisternas y aljibes

A lo largo de la historia, el abastecimiento de agua ha sido un aspecto vital para la población de Formentera.

En una isla tan pequeña y sin la presencia de ríos ni fuentes que puedan proporcionar agua dulce, el aprovechamiento del agua de lluvia se convirtió en la principal solución.

Con esta finalidad se construían las cisternas y los aljibes. Las primeras consisten en un depósito redondeado o con forma de pera excavado en la tierra, mientras que los aljibes se caracterizan por una excavación rectangular cubierta con bóveda de cañón.

En los dos casos, las oberturas se protegían con una capilla, otro de los elementos característicos del paisaje de la isla. Muchos de los aljibes de la isla, especialmente abundantes en La Mola, datan del siglo XVIII.

Pozos

A la hora de obtener agua para el consumo humano y para los animales, los pozos constituían una alternativa a los aljibes y a las cisternas. Algunos ya se mencionan en documentos de finales del siglo XVII, como el Pou de Cala Saona, mientras que otros aparecen a lo largo del XVIII.

Pese a estar situados en fincas de propiedad privada, la población de los alrededores tenía acceso a ellos para el abastecimiento de agua.

Algunos de estos pozos tan solo tenían un pequeño brocal de piedra, mientras que en otros casos, más evolucionados, el brocal era más alto y se acababa cubriendo por la parte superior, dando lugar a una especie de capilla similar a la de los aljibes y las cisternas.

Éste es el caso del Pou d’en Marianet Barber y del Pou d’en Pere Blai, ambos del siglo XVIII y situados junto al Camí Vell de la Mola.

Norias

Las sénies o norias constituían sistemas mecánicos accionados por tracción animal que permitían la extracción de cantidades importantes de agua que se almacenaba en albercas, desde las cuales se distribuía, a través de canalizaciones, a las zonas de riego.

Inexistentes en las áreas más elevadas de la isla, a causa de la profundidad que debería excavarse para llegar al nivel freático, son relativamente abundantes en las proximidades de los estanques y en la zona de Ses Clotades y Es Carnatge.

El agua extraída y almacenada con estos medios permitía pequeños cultivos de hortalizas, en contraste con la agricultura de secano predominante en la isla, encabezada por el cultivo de cereales, especialmente trigo y cebada.

Un ejemplo representativo de las numerosas norias que antiguamente funcionaban en Formentera es el que se puede ver en la finca pública de Can Marroig.

Árboles singulares

La intervención humana en el mundo natural siempre se había caracterizado por su equilibrio y mesura. Un ejemplo representativo de ello es la manera tradicional de apuntalar las higueras, uno de los árboles frutales con mayor presencia en la isla.

higos

A lo largo del tiempo, el hombre las ha modelado mediante un sistema de estalons o puntales sobre los que se apoyan y extienden las ramas. De esta manera se propicia un crecimiento notablemente horizontal en lugar de vertical.

El resultado: grandes espacios de sombra en verano y una altura de las ramas que facilita la recolección de los higos, al mismo tiempo que se evita que las cabras y las ovejas los alcancen para comérselos.

Todavía es habitual ver este tipo de higueras “humanizadas”. A la altura del Km 9 de la carretera que une La Savina y La Mola, entre ésta y el Camí Vell de la Mola, se pueden observar ejemplares muy representativos.

Algunas de estas higueras están catalogadas como árboles singulares de las Illes Balears en el Llibre Blanc de Protecció d’Espècies del Govern de les Illes Balears.

Escars (varadero)

En Formentera el medio terrestre por sí solo muchas veces no permitía la subsistencia, de manera que era necesario recurrir al mar.

Por este motivo, gran parte de las familias tenían una embarcación —un llaüt— para salir a pescar cuando el tiempo lo permitía.

llaut

Esta costumbre todavía perdura, al igual que las construcciones para sacar las embarcaciones y para resguardarlas fuera del agua: los escars.

Se trata de un sistema de guías inclinadas de madera, sobre el que se desliza la embarcación para botarla, a la vez que sirve de rampa para sacarla.

En muchos casos, en la parte más alta se construye un cobertizo de maderas y ramas que sirve para resguardar el buque del sol y de la lluvia.

Son muchos los puntos de la costa de la isla en los que se pueden ver agrupaciones de este tipo de varaderos tradicionales: Cala Saona, Es Caló, Es Torrent de s’Alga, Es Pujols o Ses Illetes son algunos ejemplos.

Fueron declarados conjuntamente Bien de Interés Cultural, en la tipología de lugar de interés etnológico, en 2002.

VII. PATRIMONIO INMATERIAL

Bailes

El baile era una de las formas de diversión y de relación social más importante de la Formentera tradicional.

Podía desarrollarse en reuniones celebradas en casas particulares o en espacios públicos, como a la salida de la iglesia en los días festivos más destacados. Se bailaba siguiendo dos patrones rítmicos básicos: a la llarga (a la larga) y a la curta (a la corta), que coinciden con las dos danzas del mismo nombre.

Tanto en Formentera como en Eivissa no se implantaron las jotas, los fandangos o los boleros que tanto peso acabaron teniendo en Mallorca, Menorca y gran parte de la costa oriental de la Península Ibérica a partir del siglo XVIII.

Las danzas antiguas de las Pitiüses, por tanto, son el fruto de la evolución de un estrato anterior, posiblemente a partir de las altas danzas y de las bajas danzas del final de la Edad Media y del Renacimiento.

Actualmente los grupos de baile tradicional siguen manteniendo este estilo de baile y ofrecen muestras coincidiendo con las festividades principales de la isla: Sant Ferran (30 de mayo), Sant Joan (24 de junio), Mare de Déu del Carme (16 julio), Sant Jaume (25 de julio), Santa Maria de les Neus (5 de agosto), Mare de Déu del Pilar (12 de octubre) y Sant Francesc Xavier (3 de diciembre).

Cantades

Junto con el baile, las cantades también tuvieron gran importancia en su momento.

Consistían en reuniones nocturnas de vecinos y familiares que tenían lugar en el interior de alguna casa particular.

La gente se congregaba para escuchar las canciones que las cantadoras y los cantadores interpretaban en un estilo denominado cantar redoblat, caracterizado por una ornamentación vocal al final de cada verso. Las letras de las canciones, creadas y memorizadas previamente, eran narraciones extensas estructuradas en versos largos denominados mots, que guardaban rima asonante o consonante.

Solían tratar temática amorosa o describir sucesos personales. Actualmente las cantades ya han perdido la relevancia social que tenían antiguamente, pero todavía se realizan algunas muestras entorno de las festividades principales. Se celebran en los diferentes clubes de jubilados de la isla, exceptuando la de Santa Maria, que en los últimos años ha tenido lugar en el Jardí de ses Eres.

Caramelles

Constituyen una manifestación musical y de devoción ligada a dos fechas concretas del calendario litúrgico: Nochebuena y el Domingo de Pascua.

Tanto las caramelles de Navidad como las de Pascua las cantan dos hombres que se acompañan uno con las castanyoles y el otro con el espasí, mientras un tercero suena el conjunto de tambor y flauta.

Están constituidas por dos series de gozos, además de una conclusión final, y se interpretan con la misma técnica de cantar redoblat que se usa para las canciones.

Se interpretan en el interior de la iglesia, bien durante la misa –después de la lectura del Evangelio–, o bien al acabar la celebración. El año 2005 las Caramelles de Nadal fueron declaradas Bien de Interés Cultural de tipo inmaterial.

Playas de bandera

Formentera ofrece más de 20 km de playas de arena blanca y aguas transparentes con combinaciones de azul sorprendentes.

En la isla podrá encontrar, desde la típica calita solitaria hasta playas de ensueño, pero en todas se puede disfrutar de tranquilidad y paz en un ambiente natural y preservado de la masificación.

Si algo hace diferente a Formentera del resto de destinos mediterráneos, es la belleza de su litoral y la ausencia de construcción en la mayor parte de su costa.

La apuesta desde hace décadas por un desarrollo sostenible, ha hecho posible que hoy en día se pueda disfrutar de unas playas belleza paradisíaca pero con todos los servicios y seguridad de un destino occidental.

Turismo activo

Formentera no sólo es el último paraíso del Mediterráneo, donde disfrutar de la paz y relajarse; también tiene múltiples posibilidades para realizar turismo activo y ofrece inmejorables condiciones para la práctica del deporte náutico, especialmente para el submarinismo, por la transparencia y temperatura templada del mar.

Además la singular forma de la isla facilita la práctica de la vela y del windsurf durante todos los días del año.

Formentera es un privilegiado escenario para la práctica de actividades al aire libre. La Pitiusa menor combina la belleza de sus aguas cristalinas y poblado fondo marino, con la diversificada flora y fauna de una isla mediterránea diferente a las demás.

En Formentera encontrará una gran oferta de actividades para todas las edades, para realizar acompañado o en familia.

Desde rutas verdes para disfrutar de la bicicleta o el trekking, que le permitirán conocer los lugares más recónditos y secretos de la isla. Deportes acuáticos con diferentes niveles de dificultad, entre los que podemos encontrar el windsurf o el kitesurf.

Rutas en Kayak para descubrir grutas y cuevas escondidas cerca de la costa y un excelente paisaje submarino que harán las delicias del submarinista que desee visitar el reino de la planta Posidónia.

Ubicada con sede en el Puerto de la Savina se encuentra la Escuela Municipal de Vela dondes se imparten cursos de: windsurf, catamarán, optimist, láser, kayak de mar... más información en  www.4nomadas.es

Circuitos verdes

Dadas las características de Formentera resulta evidente que la forma ideal para recorrerla es a pie o en bicicleta, que además de no resultar contaminante permite visitar tranquilamente lugares insólitos que de otra forma pasan desapercibidos.

Con el empeño de que usted, amigo visitante, tenga la posibilidad de hacerlo le facilitamos información sobre la existencia de toda una serie de caminos que bien en bicicleta, bien a pie, pueden ser visitados, pudiendo admirar paisajes hasta ahora desconocidos a la vez que le permitirán tomar contacto con la naturaleza.

A la vez que recomendamos su uso, le rogamos nos preste su colaboración respetando el entorno, no ensuciando y atendiendo las sugerencias que tanto aquí como en los carteles indicadores le hacemos del uso de estos caminos

Formentera es frágil, por favor ¡no la rompas!

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