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EXCURSIONES

Excursión al Paseo Fluvial

Partiendo de la puerta de la “Casa El Obrador” tomamos la calle del Granero, llegamos hasta los lavaderos y cogemos la calle Baja que, unos metros más adelante, se convierte en pista.

Después de una curva a la derecha y dejando la senda que nos conduce a la Ermita de San Pedro de la Roqueta, seguimos por la pista que transcurre cercana al río Guadalope.

La pista acaba en un antiguo campo de cultivo, hoy yermo.

A partir de este momento se convierte en senda que discurre por un bosque de ribera muy bien conservado, en el que encontramos distintas especies chopo común, chopo lombardo, arce, majuelo, quejigo, cornicabra, latonero y algún acebo.

Dejamos la compañía inmediata del río para realizar un pequeño ascenso que nos lleva a los manantiales donde podremos refrescarnos bebiendo un poco de sus aguas.

Situados ya bajo la Ermita de San Pedro de la Roqueta comenzamos el descenso nuevamente hasta el río, donde cruzaremos el cauce por unas piedras para continuar nuestra ruta por la margen izquierda.

Iniciamos un nuevo ascenso para llegar a la carretera por la que caminaremos unos cuantos metros hasta llegar al túnel (abierto en las décadas de los 30-40) que da acceso por la carretera al valle de Montoro de Mezquita.

Atravesado el túnel encontramos nuevamente la bajada al río que descendemos para llegar casi a su orilla.

En este punto tenemos dos opciones; a la derecha nos podemos acercar con cuidado a la antigua senda de entrada al pueblo que se asoma a un hocino del río (falta terminar el mirador que se está haciendo) o a la izquierda llegando finalmente a situarnos frente al Molino de las Herrerías y poder contemplar un bonito ejemplar de ciprés cuneiforme catalogado como árbol monumental.

El regreso al pueblo lo podemos hacer bien por la carretera que es muy tranquila o por el mismo lugar que hemos venido.

Cabe destacar que es muy fácil avistar algún ejemplar de cabra montés y buitre leonado; así como es normal encontrar rastros de tejón, zorro y, en el curso del río, de nutria.

Excursión al Mirador de Valloré

Desde la puerta de “Casa El Obrador” bajamos hasta la plaza del pueblo, donde podemos ver la antigua Casa del Conde de Montoro, de la que solo se conserva en la actualidad la zona de los graneros anexionada a la Iglesia, que desde la carretera se puede observar la galería bajo tejado de arcos de medio punto típica de los palacios de “estilo aragonés”.

Continuamos nuestra ruta por la calle que lleva a la iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Ascensión que data del siglo XVIII, realizada en mampostería y con un curioso chapitel de toba calcárea.

Nuestro camino continua hasta las Eras del pueblo donde tenemos un mirador sobre el río Guadalope y las “suertes” o huertas.

Giramos a nuestra izquierda teniendo frente a nosotros la espectacular “Peña del Campo” y vamos en busca de los indicadores que nos muestran dos rutas; la que en estos momentos vamos a realizar y la de “Los Chorros”.

Situados ya en el sendero llaneamos unos metros hasta encontrar dicha bifurcación.

Tomaremos la de la izquierda y comenzaremos la ascensión hasta la “Peña del Campo”.

La ruta está muy bien balizada, pues cada quince o veinte metros encontramos las marcas amarillo y blanco que nos indica que estamos en un "P.R."

Cuando llegamos a mitad de ladera encontramos una piedra de gran tamaño que tiene la marca pintada en el centro.

En este punto tenemos que rodearla por la izquierda aunque veamos el sendero más marcado por la derecha, pues este es el que hacen las cabras montesas que tienen aquí su territorio.

Proseguimos la ascensión donde encontraremos varios repechos que tenemos que subir y bajar.

Finalmente llegamos a una “V” natural en la roca que nos traslada al otro lado de la “Peña del Campo” donde encontramos un valle cerrado llamado “Valloré”.

Descendemos un poco desviándonos a la derecha para poder observar un auténtico paraíso geológico: el “Pozo de Valloré”, la “Boca del Infierno”, las “Gargantas del río Guadalope” y la muela del “Galabardal”.

En esta ruta es seguro observar a los buitres a una altura inferior a la que nos encontramos, a la cabra montés oteando desde alguna atalaya y, en cualquier rincon, encontrar té de roca y poleo.

Como la ruta tiene un fuerte desnivel y unas panorámicas a vista de pájaro, no es aconsejable para personas que sufran de vértigo.

Excursión a Los Chorros

Desde la puerta de “Casa El Obrador” bajamos hasta la plaza del pueblo, donde podemos ver la antigua Casa del Conde de Montoro, de la que solo se conserva en la actualidad la zona de los graneros anexionada a la Iglesia y desde la carretera se puede observar la galería bajo tejado de arcos de medio punto típica de los palacios de “Estilo Aragonés”.

Continuamos nuestra ruta por la calle que lleva a la Iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Ascensión, data del siglo XVIII, realizada en mampostería y con un curioso chapitel de toba calcárea.

Nuestro camino continua hasta las eras del pueblo donde encontramos un mirador sobre el río Guadalope y las “suertes” o huertas.

Giramos a nuestra izquierda teniendo frente a nosotros la espectacular “Peña del Campo” y vamos en busca de los indicadores que nos muestran dos rutas: la que en estos momentos vamos a realizar y la del mirador de “Valloré”.

Situados ya en el sendero llaneamos unos metros hasta encontrar dicha bifurcación.

Tomaremos la de la derecha y comenzaremos a descender hacia el río.

Llegando al cauce del Guadalope dejamos a nuestra derecha una bonita pasarela de madera que lo cruza.

Continuamos nuestro ascenso suave hasta situarnos en un antiguo campo de cultivo, lo atravesamos y llegamos a nuestro destino “Los Chorros”, que en época estival se utiliza como “jacuzzi” natural, pues tenemos la posibilidad de sentarnos en medio de las cascadas y que el agua haga su trabajo.

Excursión a las pinturas rupestres de la Peña Roya

Salimos de la puerta de “Casa El Obrador” y giramos a nuestra derecha para coger la pista que discurre por detrás del parque infantil.

Iniciamos la ascensión por la pista y atravesamos la zona de campos de cultivo abandonados.

Proseguimos con nuestra ascensión hasta llegar a un bosque de quejigos muy bien conservado.

Desde esta zona se tiene una bonita panorámica del pueblo y del valle y, en consecuencia, es muy apropiado para hacer buenas fotografías.

Seguimos subiendo y dejamos a nuestra derecha la fuente de la “Hoyuela”, donde no podremos tomar agua pues tiene la captación del pueblo.

Un poco más arriba nos encontramos una masía deshabitada que tiene el nombre de la fuente que hemos dejado más abajo.

Hacemos una curva pronunciada a la derecha y ya descubrimos la mole calcárea de la muela de la “Peña Roya”.

Nos dirigimos a ella por una pequeña senda y enseguida descubrimos las vallas verdes que protegen las pinturas rupestres; si seguimos avanzando un poquito más, al pie de la muela, encontraremos otras pinturas que no tienen valla de protección.

Excursión a la Ermita de San Pedro

Partiendo de la puerta de la “Casa El Obrador” tomamos la Calle del Granero, llegamos hasta los lavaderos y cogemos la Calle Baja que, unos metros más adelante, se convierte en pista.

Después de una curva a la derecha encontramos en el “Barranco de la Carrera” los indicadores que nos señalan la ruta de la Ermita.

Comenzamos el ascenso por una senda muy bonita, con frondosa vegetación a los lados. La subida es sostenida, pero sencilla, y nos sitúa debajo de la “Peña Crebada”

Desde este punto tenemos una visión fotográfica excelente.

Continuamos subiendo la senda que nos lleva directamente a la “Ermita de San Pedro de la Roqueta”.

Esta ermita tiene una tradición muy antigua pues se habla de ella ya en 1300. Se celebran tres romerías al año: la de San Marcos que celebran conjuntamente los pueblos de Montoro y de Villarluengo el sábado siguiente al 25 de abril la de la Santa Cruz que celebra el pueblo de Pitarque el lunes más próximo al día 3 de mayo y la de San Pedro que celebra el pueblo de Montoro el sábado siguiente al 29 de junio.

Excursión al Pozo Valloré

Partiendo de la puerta de “Casa El Obrador” descendemos hasta la plaza del pueblo donde nos encontramos con la ya citada en otras excursiones “Casa del Conde,” una vez más cogemos la calle de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y proseguimos recto por la calle de las Eras hasta encontrarnos con el “Mirador de las Eras”.

Giramos a nuestra izquierda como hacemos en la ruta de “Los Chorros” y cogemos el mismo sendero que nos lleva hasta las cascadas llamadas “Los Chorros” y una vez aquí continuamos subiendo por el cauce del río Guadalope.

Esta es una excursión que se puede efectuar solamente en época estival o los más aventureros durante el resto del año con neopreno, debido a la baja temperatura del agua.

Adentrándonos en el mismo cauce vamos haciendo nuestra ascensión río arriba pasando el primer hocino.

Hay tramos en los que tenemos que vadear el río pero hay otros en los que lo tenemos que cruzar a nado.

La ruta es realmente preciosa y te da una idea de la grandiosidad de la naturaleza y la fuerza que a base de paciencia ha ejercido el agua en estos cañones.

Llegando a los primeros hocinos nos encontramos con el primer pozo que podemos cruzar a nado y unos metros más arriba la fuente “de los Cinglos Verdes” que mana a ras del cauce.

Sin dejar de ascender llegamos a un tramo donde debemos de sortear unos bloques de piedra de gran tamaño dentro del cauce, que debieron desprenderse de la “Peña del Campo” hace varios cientos de años.

Cuando ya hemos superado este espectacular tramo, nos situamos ya en una zona más abierta y suave; nos encontramos ya en la confluencia del valle de “Valloré” y “Valloretico”.

El final de nuestra ruta está a escasos metros, es uno más de los hocinos que este río trabajador ha tenido que labrar en la roca viva para poder seguir su cauce.

La majestuosidad de la roca labrada por el río y la longitud de los angostos paredones que forman el pozo hace que nos sintamos pequeños ante la Naturaleza.

Excursión al Mas del Señor

Desde la “Casa El Obrador” descendemos por la calle del Granero para situarnos en la misma carretera que da acceso al pueblo.

Dejamos a nuestra derecha los lavaderos y la parada del autobús, conocido como el “Caimán”, de la línea que cubre la ruta de Cantavieja a Alcorisa.

Seguimos el trazado de la carretera y nos situamos justo encima del puente que cruza el cauce del río Guadalope.

Proseguimos nuestra ruta haciendo una cuerva a la derecha donde podemos admirar en ese mismo lado de la carretera un bello ejemplar de nogal o noguera, que nos hace recordar el importante valor que en décadas pasadas tenía este árbol de frutos secos, (pues venían desde lejos con camiones a comprar sus frutos, lo que servía como una ayuda a la renta familiar).

Seguiremos un poco más adelante hasta que nos encontramos con la pista que nos llevará hasta el destino y que sale a nuestra izquierda.

A los pocos metros de iniciar nuestro ascenso encontramos las ruinas de un antiguo cementerio que nunca jamás pudo ser utilizado, pues en aquella época no existía el puente y el acceso al cementerio les fallaba cuando más lo necesitaban.

A partir de aquí empieza una fuerte subida desde donde podremos obtener fotografías excelentes.

Encontramos un tramo en el que la subida nos da una pequeña tregua, para volver de nuevo a la ascensión pasando por los antiguos campos de cultivo aterrazados del “espliegar” cuyo nombre nos evoca la cantidad de plantas de espliego que también en décadas pasadas venían a recolectar y que con grandes alambiques destilaban para conseguir su esencia.

La subida se extiende un poco más y pasamos por un antiguo masico que utilizaban en la época que duraba la siega, para no tener que subir y bajar todos los días al pueblo.

Por fin, llegamos a la cresta de la montaña y siguiendo la pista hacía el norte, divisaremos en la llanura, a lo lejos, un vasto edificio.

Este construcción de piedra es el “Mas del Señor”, cuyo antiguo propietario el Señor de Montoro que por los favores y ayudas al rey de Aragón llegó a ser nombrado Conde de Montoro y Virrey de Mallorca.

Excursión a la Hoya Serval

Dejando a nuestra derecha la puerta de “Casa El Obrador” cogemos la pista que discurre por detrás del parque infantil y la barbacoa de la propia casa.

Ascendemos por esta pista dejando atrás el valle y el pueblo de Montoro de Mezquita. Cruzado el “Barranco de la Carrera” y en las primeras curvas cerradas encontramos a nuestra derecha los indicadores que nos anuncian “La Hoya Serval”.

A partir de este momento nuestra ruta discurrirá por una senda preciosa que nos conducirá a un bosque muy bien conservado de quejigos y encinas donde podremos observar bajo algunas de ellas los “quemados” de alguna trufera natural (porción de tierra en la que no crece vegetación por el micelio que emite este preciado hongo).

La subida es agradable y reconfortante pues las vistas sobre Montoro son preciosas.

Llegamos a la “Fuente del Vación” llamada así porque el manantial vierte su agua sobre un tronco de árbol vaciado que antiguamente servía de recogida de agua para que abrevaran los animales (gamellón).

Después de una pausa en la que hemos saciado nuestra sed en esta fuente de aguas frías, hacemos el último esfuerzo en la subida y finalmente llegamos al collado que hay en lo alto de la muela de la “Peña Roya”.

Nada más llegar podemos ver la construcción típica de una masada en este caso la del “Colladico” dada su ubicación.

Es una interesante muestra de la funcionalidad de las masías, en la que podemos observar su espléndido solanar, sus recios muros de piedra y el horno de cocer pan.

Si miramos a nuestra derecha y siguiendo la pista unos metros más adelante podemos ver unos ejemplares milenarios de sabina albar.

Tomando la calzada de piedras, entre los muros altos de este mismo material llegamos a la “Hoya Serval”.

Este conjunto de viviendas hoy desagraciadamente deshabitadas llego a ser un barrio vivo de Montoro de Mezquita donde no solamente vivía un pequeño número de familias si no que llegó a tener hasta una escuela propia para que los niños que aquí habitaban no tuvieran que bajar hasta el pueblo.

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