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Senda costera del cabo de Gata.Almeria

En el cabo de Gata, el rincón más desértico de Europa, las precipitaciones apenas superan los 240 milímetros anuales y la vegetación tiene nombres tan subyugantes como azufaifas, cornicales, albaidas, tarejes y adelfas.

Este país «de lagartos y piedras», en palabras de Juan Goytisolo, está protegido desde 1987, cuando se declaró parque natural para salvar del urbanismo descontrolado sus 28.000 hectáreas de ecosistema marítimo-terrestre de clima subtropical mediterráneo desértico, único en el Viejo Continente.

El Parque Natural Marítimo-Terrestre de Cabo de Gata-Níjar se puede visitar de muchas maneras, pero la más genuina es seguir la senda costera que recorre todo el parque, con la mirada puesta siempre en el cercano mar.

senda costera cabo de gata

El camino se inicia en Agua Amarga, fondeadero de pescadores desde la época hispanomusulmana, y enseguida se encarama en un desierto costero, exótico y lejano, de piedra volcánica, palmitos y azufaifas.

El escenario es abierto, radiante, de colores primarios, y la senda juguetea salvando desniveles suaves para avanzar de cala en cala, de playa en playa, con la inmensidad azul del Mediterráneo siempre a la izquierda y el paisaje morisco de casas cúbicas de cal, higueras y algarrobos a la derecha.

El sendero pasa por la cala de San Pedro, una ensenada grande y bella donde vive la última comunidad hippie del cabo de Gata (quizá de la Península) y desciende hasta Las Negras, donde el entorno sombrío de cantos rodados negros que rodean el pueblo y sus playas —y que hace obvia la procedencia del topónimo— contrasta con el blanco del caserío andaluz de Agua Amarga.

Más adelante, tras el mirador de la Amatista, la senda cruza La Isleta y Los Escullos, dos aldeas contiguas a las que la electricidad no llegó hasta 1969, y el teléfono hasta 1982, y en las que es inevitable evocar un oasis.

los escullos

Quizá el tramo más espectacular llegue después de San José: entre las playas de los Genoveses y el Monsul, las dos más famosas (y concurridas) del parque, se encuentra la cala del Barronal, cuyas paredes acantiladas de material volcánico, en las que abundan las columnas de basalto, son de una extraña y enigmática belleza.

cala del barronal

Si hace buen día y el oleaje no es muy fuerte, se avanza al borde del mar, a veces por tramos en los que la pared volcánica y el agua están separadas por apenas un metro de anchura, a través de un paisaje que parece sobrenatural.

Castillo de Vélez-Blanco.Almeria

Quien quiera visitar todo el castillo de Vélez-Blanco, uno de los más bonitos de Almería, deberá atravesar el océano Atlántico.

Sobre una roca que domina este pueblo del norte almeriense se alza majestuosa la fortaleza renacentista que fue residencia oficial del marquesado de los Vélez, cuyos dominios se extendían por Almería y Murcia.

castillo de velez blanco

Se trata de uno de los mejores ejemplos de castillo-palacio del siglo XVI. Sin embargo, su delicado claustro, construido con mármol blanco de Macael, una de las joyas del Renacimiento andaluz, fue adquirido en el año 1904 por un rico norteamericano y trasladado por piezas hasta Estados Unidos.

Actualmente se exhibe en el Museo Metropolitano de Nueva York. Tenía (o sigue teniendo, solo que en la Gran Manzana) 16 metros de largo por 13,5 de ancho, y dos alturas de galerías con arcos rebajados y columnas, amén de una decoración de estatuas clásicas.

De la fortaleza actual llaman la atención sus siete torres, de la misma altura que la muralla, excepto la enorme torre del Homenaje, que sobresale por encima del conjunto.

El patio de caballerías conecta con un puente levadizo que da paso a la puerta principal, acceso a la zona noble y el palacio, de planta hexagonal alargada, que se encuentra en excelente estado de conservación gracias a los sillares de piedra que forman sus muros.

Esta construcción consta de un laberinto de salas, escaleras y pasadizos, con una ornamentación muy superior a la que se espera de un recinto castrense.

En la zona del palacio, donde todas las estancias conservan su chimenea, llama la atención el grandioso balcón renacentista, que tiene vistas panorámicas al pueblo y a la vega del marquesado. Muchos de los suelos de cerámica son originales del siglo XVI.

El castillo de los Vélez es la enseña de esta comarca del norte de la provincia, una Almería atípica, de montañas, bosques y castillos, en la que suele nevar todos los inviernos, y que nada tiene que ver con los desiertos costeros del cabo de Gata.

Vélez Rubio, la capital de la comarca, queda abajo, en la llanura, con sus muchas casas señoriales de grandes balcones y ventanas de forja.

La zona alta de la comarca la ocupa el Parque Natural de la Sierra de María-Los Vélez, espacio protegido muy representativo de estas sierras áridas del norte almeriense.

parque natural de la sierra

Tarifa.Cádiz

Tarifa no es solo el extremo sur de Europa, el lugar donde el Viejo Continente mira a África cara a cara.

Tarifa es un sueño de luz cegadora, pues su cielo azul es de los que únicamente se contemplan en lugares remotos y diáfanos de los confines del planeta.

tarifa

Y como todos los lugares de frontera, está bendecida con un carácter diferente. La luz de Tarifa, excesiva en ocasiones hasta hacer daño a la retina, se aúna a la sensación de lejanía que produce la vastedad del mar, del mar y del océano, para ser más precisos, porque Mediterráneo y Atlántico funden sus aguas en este lugar para incordio de los navegantes. O quizá esta sensación provenga del peso de la historia de un enclave estratégico.

El tiempo ha ido transformando el urbanismo árabe de Tarifa, las callejuelas frescas, el blanco desconchado de las paredes, en un lugar irreal y casi mágico, donde todo invita al paseo y la holganza.

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El viajero camina por el paseo de la Alameda o por los arrabales del castillo y parece llegarle un lento murmullo de voces y espadas.

Allí en lo alto, con la cruz pintada en el sobretodo de su armadura, blandiendo un puñal, está Guzmán el Bueno, caballero cristiano y señor del castillo que en ese preciso instante y ante el asedio de los musulmanes que tratan de recuperar la plaza, lanza a la morisma aquella famosa frase que tanto juego daría luego en los libros de historia: «No engendré yo hijo que fuera contra mi tierra», dando a entender que prefería sacrificar a su vástago antes que entregar Tarifa a los benimeríes.

El viento constituye la principal industria que mueve Tarifa. El levante, que puede alcanzar 50 y 60 nudos durante varios días seguidos y ha hecho de la ciudad la capital europea del viento, ha traído riqueza, pero también es fuente de problemas.

El levante enloquece, aturde y condiciona la vida de los tarifeños. Los marineros, que en el fondo son unos poetas, dicen que el levante vive enganchado a las faldas de la Luna y que son sus ciclos los que lo gobiernan. Pero gracias a esa persistencia, el viento ha puesto a Tarifa en el mapa.

Al otro lado se levanta África, ese continente de misterios, insondable para el resto de los mortales pero tan cercano para los tarifeños.

Caños de Meca y acantilado de la Breña.Cádiz

Caños de Meca es un cul de sac. La carretera que viene de Conil de la Frontera muere en este pueblo blanco y silente, de urbanización caótica, en el que las dunas llegan hasta el felpudo de las viviendas.

caños de meca

Quizá por esta condición de fin de trayecto, por esa estampa de estación abandonada a los vientos del levante, Caños de Meca es el enclave costero más trasnochado, romántico, atípico y natural de la costa gaditana.

Acoge todavía una numerosa comunidad hippie —si es que se pueden seguir llamando así— que vive en las cuevas naturales de los acantilados o en tiendas de campaña junto a la playa y subsiste de la venta de artesanía a los turistas. Un remedo de aquel flower-powerde la Ibiza sesentera.

De todas formas, aunque esta imagen de la vida natural y despelotada en una cueva pueda incitar a algunos a pensar en el Edén y los atardeceres desde sus terrazas sean los mejores de Cádiz, ya no quedan paraísos desconocidos: incluso en Caños de Meca se forman unos monumentales atascos los fines de semana de verano.

Lo mejor de Caños de Meca, lo que lo hace especial, es su emplazamiento, al comienzo del famoso acantilado de la Breña, que se prolonga hasta la vecina Barbate.

acantilado de la breña

Diez kilómetros de una pared inaccesible, de hasta 100 metros de caída en su punto más elevado sobre las azuladas aguas del estrecho de Gibraltar.

Bandadas de gaviotas, garcillas bueyeras y garcetas comunes habitan estos roquedos.

La cumbre de los acantilados está tomada por un pinar denso de repoblación; la base, por bañistas y amantes del nudismo que aprovechan la marea baja para buscar la intimidad que el resto de playas de la zona, frecuentadas en verano por un turismo cada vez más familiar, les niegan.

Arcos de la Frontera.Cádiz

Localidad blanca y luminosa instalada sobre una peña que domina un gran meandro del río Guadalete, Arcos de la Frontera entraría sin problemas en el top 10de los pueblos más bonitos de Andalucía.

La Peña Vieja, como se conoce a este afilado espolón rocoso, que por su forma alargada y estrecha condiciona el urbanismo arcense, ha sido un lugar estratégico desde la Antigüedad.

Experimentó una gran explosión demográfica en el siglo I, bajo la tutela romana, y luego fue un reino de taifas musulmán.

arcos de la frontera

La toma por los cristianos contribuyó a aumentar el tamaño y el esplendor de su castillo, de sus templos y de sus palacios, que como otros de la zona también sufrieron las guerras entre las familias nobles andaluzas rivales a lo largo del siglo XV.

La zona histórica empieza en la cuesta de Belén, y el mejor consejo para visitarla es olvidarse del coche, porque su laberíntico y estrecho trazado convierte en un calvario la conducción, y más aún el intento de encontrar aparcamiento.

Por ella se llega a la plaza del Cabildo, antigua plaza de armas del castillo, a la que solo le faltaría liberarse de la turbamulta de coches para parecerse a lo que fue hace un par de siglos.

A lo largo de uno de sus laterales se despliega la basílica Menor de la Santa María de la Asunción, de piedra hecha filigrana. Otro de los ángulos lo ocupa el castillo de los duques de Arcos, de planta cuadrangular, que ha llegado casi intacta a nuestros días y contribuye a dar forma a la silueta de Arcos desde la distancia.

basílica menor de la santa maría de la asunción

El ayuntamiento y el parador de turismo, que ocupa el solar donde antes estuvo el palacio del Corregidor, completan una plaza casi perfecta. El balcón, un mirador que se asoma al cauce del Guadalete, es el mejor sitio para disfrutar de la vega y de la inigualable posición que hizo de Arcos una villa casi inexpugnable.

Castillo de Castellar.Cádiz

Colgado de un peñasco, rodeado de olivos y alcornoques y circunvalado por unas murallas medievales. Así se ofrece Castillo de Castellar en la distancia, al dejar la carretera del valle del Guadarranque a la altura del caserío de la Almoraima y enfilar las primeras cuestas que suben hasta este singular enclave.

castillo de castellar

Castillo de Castellar es el pueblo más sorprendente del Parque Natural de los Alcornocales.

Los múltiples topónimos alusivos a la frontera en esta comarca gaditana dan fe de la condición de límite entre dos culturas que estas ásperas sierras del Estrecho mantuvieron del siglo XIII al XV.

A lo largo de más de tres siglos, y hasta la toma de Granada en 1492, las comarcas de los Alcornocales y la Janda sirvieron de separación entre los cristianos asentados en los valles del Guadalquivir y el Guadalete y los musulmanes atrincherados en las rugosidades de las sierras más cercanas al mar.

De ahí la presencia de numerosos castillos sólidamente pertrechados que desempeñaron un papel clave en las refriegas fronterizas. Uno de ellos era el castillo de Castellar, que defendía la entrada desde el Campo de Gibraltar por el valle del Guadarranque, uno de los dos accesos naturales de la sierra.

Durante muchos años fue una de las fortalezas mejor amuralladas y más inexpugnables de la Andalucía nazarí.

Cuando la zona quedó pacificada, sus vecinos fueron bajando poco a poco al nuevo asentamiento construido en la vega del Guadarranque, Castellar de la Frontera, mucho más cómodo y cercano a los recursos naturales.

Por eso la vieja villa medieval intramuros quedó intacta, olvidada y abandonada, pero a salvo de posteriores ampliaciones y reformas urbanísticas.

castillo de castellar

Lo que hoy queda en su interior es un entramado típicamente andaluz, cuajado de cal y flores, rodeado de murallas y torreones, en una de las estampas más sugerentes del Campo de Gibraltar. Un laberinto de calles blancas, frescas y estrechas que nada tienen que envidiar al barrio sevillano de Santa Cruz.

Zuheros.Córdoba

Los muros eternamente blancos de este pueblo, enriscado de forma casi imposible en un peñón vertical desde el siglo IX, están perfilados por la cenefilla, una línea de tintura de nogalina con la que los vecinos delimitan las paredes y el suelo.

Entrar a Zuheros, la antigua Sujaira hispanomusulmana, es como atravesar el túnel del tiempo. A esta villa de la cordillera Subbética cordobesa se le podrían atribuir todos los tópicos de la estampa andaluza por excelencia.

zuheros

De eso habla el Museo de Costumbres y Artes Populares situado en un gran edificio a la entrada del pueblo, que fue casa del cura, ayuntamiento, cuartel de la Guardia Civil y luego escuela pública.

Sus calles curvilíneas y angostas han cambiado muy poco desde que fuera tomada por Fernando III y cedida a la familia de los Fernández de Córdoba.

Se camine por donde se camine, el paseo desemboca siempre en la plaza de la Paz, el único espacio horizontal de cierta amplitud (no mucha, la verdad) de la villa.

La pequeña plaza (no había más hueco en este nido de águilas) está al pie del castillo y de la iglesia parroquial de la Virgen de los Remedios, cuyo campanario se asienta sobre las piedras del minarete musulmán.

Del castillo de Zuheros se conservan torres, muros y estancias de un antiguo palacio renacentista añadido posteriormente, todo fijado con pericia de orfebre a los relieves de un farallón rocoso. La vista se pierde en el mar de olivos cuando uno se asoma al balcón de la plaza.

castillo de zuheros

Como ocurre generalmente con estos pueblos-fortaleza construidos en lo alto de un risco, la vista más completa y fotogénica se obtiene desde la distancia. En el caso de Zuheros, es justo desde la carretera que sube a la sierra y a la cueva de los Murciélagos.

cueva de los murciélagos zuheros

La gruta está acondicionada para las visitas y es uno de los grandes atractivos naturales de la localidad, junto con los numerosos miradores de la sierra y algunas rutas senderistas.

Una de las más interesantes es el sendero del río Bailón, que permite acceder a pie desde el barrio viejo de Zuheros hasta la cueva, una excelente forma de internarse en la sierra de la Subbética, entre desfiladeros, paredes rocosas y amplias panorámicas de la campiña cordobesa.

Mezquita-catedral de Córdoba

Doce siglos de historia la contemplan. Arquerías, pilares, mihrab, mansura, alminar, yeserías, muro de la alqibla..., palabras de otro tiempo que aún son necesarias para describir este fabuloso edificio que la suerte, la casualidad o la tolerancia, o quizá las tres a partes iguales, legaron para regocijo de todos los que aman el arte.

mezquita-catedral de córdoba

La gran mezquita de Córdoba fue el símbolo del poder del islam en la península Ibérica. La inició el emir Abderramán I en el año 785, y fue sucesivamente ampliada y mejorada por todos los califas cordobeses.

A Al-Hakam II, quien gobernó durante uno de los períodos de mayor esplendor del califato (961-976), se deben los añadidos más suntuosos.

La gran obra fue completada en el siglo XII por Almanzor. Estas sucesivas ampliaciones se entienden perfectamente cuando el visitante se sumerge en lo que sin duda es el mejor ejemplo del arte islámico en Occidente: el gran patio de columnas.

mezquita-catedral de córdoba

Los ochocientos cincuenta pilares de granito, jaspe y mármol, muchos de ellos provenientes de anteriores edificios romanos y visigodos, sustentan el techo del patio de oración, una gigantesca superficie en la que el visitante se siente abrumado por el peso de la historia.

Es fácil distinguir la primera nave de Abderramán I y sus toscas arquerías; las más elegantes y trabajadas columnas de la ampliación de Al-Hakam II, con dovelas de piedras y colores diferentes, o las teselas bizantinas que decoran la portada del mihrab.

Los arcos menos suntuosos son de la época de Almanzor, cuando se primó la cantidad a la calidad, y están construidos con una sola clase de piedra, pintada de diferentes colores.

Con la caída de Córdoba los cristianos deciden levantar un templo sobre otro (como ya antes había hecho Abderramán I con la primitiva iglesia visigoda) y construyen una catedral en el mismo solar, pero a diferencia de lo que ocurrió en las demás capitales, no lo destruyen.

mezquita-catedral de córdoba

Gracias a esta decisión hoy podemos disfrutar de un edificio único en el mundo, en el que se pueden recorrer 1.200 años de historia del arte, desde los restos de la pequeña basílica visigoda aparecidos en las excavaciones, a las columnas califales, pasando por los artesonados mudéjares de la primera capilla cristiana hasta la exuberancia churrigueresca de la sillería del coro, tallada en 1758.

Dehesas de Sierra Morena. Huelva, Sevilla y Córdoba

La dehesa es uno de los ecosistemas más representativos del centro y sur peninsulares, y uno de los pocos en los que la interacción del hombre con la naturaleza resulta beneficiosa para ambas partes.

Podríamos decir que Dios creó el bosque mediterráneo y el hombre lo transformó en dehesa, pues estas enormes extensiones de pradera herbácea salpicadas de alcornoques, encinas, quejigos y acebuches son producto de la tala selectiva del bosque mediterráneo y de la sustitución de los arbustos por pastizales, junto con la conservación de especies arbóreas que crean una cubierta vegetal y protejen el suelo.

dehesas de sierra morena

En muchos lugares de la España de clima mediterráneo hay dehesas, pero alguno de los mejores ejemplos están en el sur de Sierra Morena.

Cruzar en coche una primavera el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, o los Pedroches cordobeses, o las serranías de Andújar, cuando las dehesas verdean y miles de florecillas vibran como puntitos de colores, es una de las más exquisitas experiencias sensoriales que se puede disfrutar.

La dehesa es la sencillez de líneas llevada a su máxima expresión, un escenario austero y simple modelado por la mano del hombre, pero sin aporte de elementos extraños.

Pareciera que las gigantescas tijeras de un barbero mitológico hubieran podado unos arbustos por acá, cardado otros matorrales por allá, para componer un peinado limpio, minimalista, con enormes herbazales despejados sobre los que puntean las siluetas copudas de encinas, alcornoques, acebuches o quejigos como sombrillas naturales desplegadas al viento para proteger la campiña de los rigores del estío.

En el Parque Natural de la Sierra Norte, que junto con los parques de Hornachuelos y Aracena cubre una buena extensión de las laderas meridionales de Sierra Morena, se encuentran muchas dehesas.

También las hay en la provincia de Jaén, en la sierra de Andújar, un parque con una inmensa riqueza de ciervos, gamos y jabalíes, en el que también vive una comunidad de linces.

cardeña y montoro

En Cardeña-Montoro, otro espacio protegido, continuación natural del de Andújar, también se extienden zonas de bosque autóctono de encina muy adehesado

Vereda de la Estrella.Granada

Mucho antes de que se inventara el esquí, y mucho antes de que se construyera la estación invernal de Sierra Nevada, los aficionados a la montaña granadinos ya subían a «la sierra», aunque utilizando un acceso muy diferente: la entrada natural a la montaña a través del valle del Genil.

vereda de la estrella

Aprovechaban un viejo ferrocarril de vía estrecha, el tranvía de la sierra, que estuvo en funcionamiento hasta 1974, y que salía de Granada capital y tenía su última parada en el barranco de San Juan, en el nacimiento del río.

Allí precisamente empieza la Vereda de la Estrella, una antigua pista de acceso a varias minas que desde la época árabe se explotaron en esta vertiente norte de Sierra Nevada.

El camino fue construido en 1890 para facilitar el tránsito de carros cargados con galena y pirita. La llegada del tranvía en 1925 supuso una reactivación de las tareas mineras en el valle y del tránsito de recuas de acémilas por la pista, pero la desaparición del tren llevó también al abandono completo de la extracción.

La vereda siguió abierta, muda e inservible, hasta que los senderistas la reactivaron para internarse en el corazón de la sierra a través de unos de los parajes más bellos imaginables.

Los picos Veleta, Mulhacén y Alcazaba, con sus crestones cubiertos de nieve, envuelven la ruta con un decorado más propio del Himalaya que de Andalucía.

mulhacen

La senda empieza en el aparcamiento del merendero del barranco de San Juan, para avanzar superando un desnivel moderado en paralelo al cauce del Genil, que se precipita más abajo, entre rocas y troncos arrancados por las crecidas.

La pista atraviesa frondosos bosques de robles, castaños y arces mientras zigzaguea por la ladera para salvar varios arroyos laterales.

A una hora y media aparece, al fondo, la gran vista panorámica que ha hecho famosa a la Vereda de la Estrella: la cuerda de «tresmiles» integrada por el Alcazaba, el Mulhacén y el Juego de Bolos pone un telón blanco de nieve y negro de esquistos pizarrosos que se eleva hasta 3.400 metros de altitud, sumiendo al caminante en un mundo vertical de crestones y agujas.

Queda en pie el viejo poblado de la mina La Estrella, que da nombre a la vereda, y restos de otras explotaciones, como Mina La Probadora y Mina La Justicia.

La Sagra .Granada

Podría ser la montaña perfecta: forma piramidal, aislada de otras elevaciones, elegante y solitaria en medio de una meseta de altura.

Está en el altiplano granadino, no en los Alpes suizos. Es la Sagra, un pico aislado al norte de la provincia de Granada, entre Huéscar y Puebla de Don Fadrique, que alcanza los 2.381 metros de altitud.

la sagra

Es el icono de la comarca. La cima más alta de Andalucía si exceptuamos las de Sierra Nevada. Una altiva pirámide de piedra que se ve a kilómetros de distancia.

La Sagra y los espesos pinares que cubren sus laderas son sugerentes en cualquier época del año, pero si hubiera que elegir un momento singular para la visita sería sin duda en el invierno.

Entonces, su silueta triangular se viste de blanco y destaca aún más sobre los cielos límpidos y azules de esta altiplanicie de secano.

Coronar su cima nevada es una tradición para los montañeros del sureste peninsular.

Ya sea por el Embudo, la vía más inclinada y compleja si la nieve está dura; por el Bosque Vertical, una ladera donde los pinos centenarios se agarran a los desniveles como escaladores de madera, o por cualquiera de sus muchos puntos de acceso.

Desde arriba, si el día está claro, el panorama es soberbio, porque no hay ninguna otra cordillera ni obstáculo que alcance esta altitud en kilómetros a la redonda, hasta que por el sur la vista tropieza con Sierra Nevada.

Sus laderas también esconden secretos. En la vertiente oeste, en la carretera que va hacia Huéscar, los caprichos de la climatología han facilitado la supervivencia de un pequeño bosque de secuoyas que el marqués de Corvera plantó en su finca privada de La Losa hace ciento cincuenta años con semillas que le trajo el duque de Wellington.

Estos árboles gigantes, pertenecientes a la familia de las taxodias, poco frecuentes en la Península, pueden alcanzar más de 100 metros de altura.

Al llegar a La Losa se ve un ejemplar aislado a la izquierda y luego un grupo pequeño a la derecha, pero si avanzamos 200 metros más veremos a la izquierda el bosque más grande, con 18 ejemplares que llegan a alcanzar 75 metros de altura con un perímetro troncal de 7,10 metros. Una cerca de malla metálica las protege de otro enemigo mayor: el hombre.

La Calahorra y marquesado del Zenete.Granada

Guadix es una de las ciudades más peculiares de Granada. Pero muy pocos viajeros saben que a pocos kilómetros de allí se extiende una comarca no menos peculiar a la sombra de un castillo atípico.

Es la fortaleza-palacio de La Calahorra, que corona con sus cuatro torreones rematados por cúpulas un cerro alomado a los pies de Sierra Nevada.

la calahorra

El castillo fue mandado construir por don Rodrigo de Vivar y Mendoza, conde del Cid. Vivar recibió el marquesado del Zenete (como los árabes llamaban a la comarca) y sus ocho pueblos de los Reyes Católicos en agradecimiento por su ayuda en la toma de Granada en 1492.

La construcción del baluarte militar empezó en el año 1509 a cargo de ingenieros españoles, pero el marqués, que estaba al tanto de las modas allende los Pirineos, encargó la parte palaciega a arquitectos italianos. No reparó en gastos: todos los mármoles fueron traídos de Italia.

Sin embargo, los planes se trastocaron cuando estalló la rivalidad entre Fernando el Católico y la familia Mendoza. Temerosa esta última de un ataque por parte de los fieles al rey, ordenó acelerar las obras del castillo.

El resultado fue que se empezó a excavar y cimentar antes de terminar los planos y luego hubo problemas para encajar las diferentes piezas del conjunto. Las mazmorras, por ejemplo, están extramuros y fuera de la cobertura de fuego de los torreones.

La parte terminada según los planes es la sección residencial, un fabuloso palacio renacentista según el gusto italiano en lo más profundo de Andalucía en el que el primer marqués de Zenete solo pudo vivir 11 años, entre 1512, cuando concluyen las obras, y 1523.

marquesado del zenete

En el año 1910 un rico norteamericano intentó comprar este castillo para desmontarlo pieza a pieza y llevarlo a su rancho, costumbre muy en boga entre la «nobleza» estadounidense de principios del siglo XX.

En la actualidad el castillo de La Calahorra está en desuso, pero en buen estado de conservación. Destaca su claustro renacentista, con profusión de mármoles de Carrara, y el artesonado de madera de todas las estancias, que es el original de 1509.

Poblado argárico del Castellón de Arriba.Granada

Una visita imprescindible para entender la vida en la península Ibérica durante la Edad del Bronce, entre 1.900 y 1.600 años antes de nuestra era, es acercarse al yacimiento argárico del Castellón de Arriba, a un kilómetro de Galera, una población granadina de la vega del río homónimo que parece un oasis en medio de los campos yermos, y que es conocida por sus vinos y sus casas-cueva.

poblado argarico del castellon de arriba

Lo primero que impresiona es el emplazamiento, en un espolón de yesos que se desploma por un precipicio sobre el río Galera. Allí, en varias terrazas asomadas al abismo, vivió durante tres siglos una tribu de la cultura de El Argar, como se conoce a una serie de pueblos que florecieron durante el período del Bronce Medio en la cuenca del río Almanzora, al sur de Almería, y cuyo nombre deriva de la población almeriense de El Argar.

El yacimiento del Castellón fue descubierto en 1980 y expoliado durante tres o cuatro años por lugareños y aficionados hasta que fue cercado.

Tres campañas arqueológicas han permitido desenterrar viviendas, ajuares, utensilios y, lo más importante, hasta 130 enterramientos intactos, uno de ellos momificado: el gran tesoro del yacimiento.

Se trata de una mujer noble cuyo cadáver se momificó por causas naturales (la momificación no era una práctica habitual entre los pueblos argáricos).

Su hallazgo fue toda una sorpresa para el equipo de arqueólogos, que tuvo que montar un laboratorio de campaña en las terrazas del tercer nivel para estudiar in situ la momia en condiciones de humedad y temperatura apropiadas para que en unas horas no se destruyera lo que la naturaleza había conservado casi 4.000 años.

poblado argarico del castellon de arriba

El yacimiento nos ha revelado sorprendentes datos acerca de esta milenaria cultura. Los argáricos enterraban a sus muertos bajo la vivienda o en sus inmediaciones, siempre cerca de los vivos.

La terraza más elevada la ocupaban las familias nobles y estaba fortificada. La segunda terraza estaba destinada a los artesanos, según atestiguan los numerosos restos de talleres de alfarería, cerámica y huesos encontrados en ese nivel.

En la terraza más baja vivían pobres y esclavos. Los principales hallazgos extraídos de la excavación se exponen hoy día en el Museo Arqueológico de Galera.

La Alhambra .Granada

La Alhambra es hermosa se contemple desde donde se contemple. Hay un sitio, sin embargo, desde el que la vista es especial, única, y quizá la mejor imagen de conjunto del más hermoso palacio árabe de Europa.

la alhambra

Se trata del mirador de San Nicolás, una placita abalconada en la parte alta del Albaycín, en el cerro situado enfrente de la Alhambra. Tiene la altura apropiada y el encuadre perfecto.

la alhambra

Los enamorados, los paseantes, los curiosos, los músicos callejeros, los vendedores ambulantes y los nostálgicos llevan subiendo al mirador de San Nicolás desde hace una eternidad para disfrutar de esas puestas de sol que incendian de oro los muros de adobe de la Alhambra, para regocijarse en las noches perfumadas de verano con el espectáculo de la ciudad iluminada, para paladear metro a metro la vista gloriosa de un conjunto monumental que destila sensualidad, romanticismo, misterio y magia.

la alhambra

El mirador es tan delicioso que cuando el ex-presidente estadounidense Bill Clinton llegó a Granada en su primera visita oficial a España lo llevaron hasta el mirador.

La comitiva llegó justo a esa hora bruja en que las luces del ocaso empiezan a desdibujar los perfiles moriscos del Albaycín.

Y el mandatario, extasiado, pronunció la famosa frase: «Es la puesta de sol más bonita que he visto en mi vida», que se ha convertido ya en el mejor gancho turístico de Granada.

la alhambra

Tras el mirador se levanta la iglesia de San Nicolás, que fue una antigua mezquita. Y detrás de esta, el Albaycín, el antiguo barrio morisco, el laberinto blanco de callejuelas frescas y morunas que tanto fascina a los extranjeros que visitan Granada.

el albaycin

Durante la época nazarí, el Albaycín llegó a tener 26 mezquitas y 60.000 habitantes. Hoy es un barrio popular, tranquilo y deseado por la carga de simbolismo que atesora.

Por las noches, cuando la luz tenue de las farolas arranca sombras de misterio en su intrincada topografía es fácil transportarse a aquellos siglos de la Granada mora y nazarí.

el albaycin

Pero que nadie se engañe; detrás de esas paredes encaladas, humildes y anodinas de las calles del Albaycín se esconden algunas de las mejores viviendas de Granada: los cármenes, casas-jardín cuyo nombre deriva del término árabe carm (huerto).

Alájar.Huelva

Si alguien pensó que Andalucía era un lugar caluroso y de secano, es que nunca estuvo en la sierra de Aracena.

Este conjunto montañoso, que se extiende al norte de la provincia de Huelva, es una de las mayores y mejor conservadas manchas de bosque mediterráneo de Andalucía.

La cercanía a la costa, que atempera el clima; la altitud media, que asegura veranos suaves, y la ausencia de otras barreras montañosas que impiden a los vientos húmedos del Atlántico descargar lluvia sobre la zona han hecho de Aracena un bosque singular.

alájar

Encinas, alcornoques, quejigos y enebros tapizan las suaves laderas de sus montes. Siglos de escaramuzas entre moros y cristianos, y más tarde entre castellanos y portugueses, dejaron también en Aracena un bagaje mestizo de ruinas, monumentos y pueblos llenos de encanto.

Uno de ellos es Alájar, una de esas postales sacadas de un libro de grabados costumbristas. Alájar es una sucesión de calles prietas y estrechas que parecen confabularse para impedir el paso de los rayos del sol.

La mejor vista del pueblo se disfruta desde la peña de Arias Montano, un promontorio de toba caliza que domina el casco urbano y la gran mancha de bosque mediterráneo que lo rodea y desde la que el caminante puede gozar de una vista inmejorable de las dimensiones del parque y del trazado arabesco de Alájar. Sobre la peña se han construido un mirador y una ermita.

peña de arias montano

Cerca de Alájar queda Aracena, la localidad que da nombre a la sierra, al pie de un cerro oculto tras una masa compacta de viviendas morunas de cal y adobe.

Aracena tiene muchos atractivos —el castillo, el buen tapeo en los bares que rodean la plaza de Santo Domingo—, pero su mayor reclamo turístico no se encuentra al aire libre, sino en su subsuelo.

Tras el portal de una casa, en pleno centro de la localidad, se abre la Gruta de las Maravillas, una de las más bellas cuevas turísticas de España.

gruta de las maravillas

Por sorprendente que parezca, la localidad llevaba siglos instalada sobre una inmensa oquedad, pero nadie lo sabía.

Sierra de Cazorla.Jaén

Esta comarca jienense estará vinculada para siempre a la figura de Félix Rodríguez de la Fuente. Los inolvidables programas sobre la berrea de los ciervos y otras especies mediterráneas que el biólogo y naturalista grabó en su parque natural ayudaron a ponerlo en el mapa y a promocionarlo entre el público en general.

El Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas (tal es su nombre oficial) es el mayor espacio protegido de España, con 214.000 hectáreas.

sierra de cazorla

Su creación no estuvo exenta de problemas y polémicas, porque afecta nada menos que a 24 municipios, que viven aún de la agricultura y la ganadería.

Los programas de Rodríguez de la Fuente nos ayudaron a descubrir una asombrosa masa forestal en medio de la Andalucía de secanos y olivares, en la que nacen el Guadalquivir y el Guadiana Menor y en la que triscan en libertad miles de ciervos, gamos, muflones, cabras hispánicas y jabalíes.

Aunque conviene avisar de que, pese a este gran censo de vida salvaje, los animales no se ven a manadas y en las orillas de la carretera.

Para descubrir la verdadera esencia de la sierra y sus habitantes hay que aparcar el vehículo, calzarse las botas y explorar a pie sus rincones más remotos.

El parque tiene varias entradas. La más utilizada cruza la localidad que da nombre a la comarca, Cazorla, una ciudad blanca y alegre, de corazón serrano y andaluz.

De carácter monumental, está cuajada de casonas solariegas, palacetes e iglesias barrocas y renacentistas. La parte nueva de la ciudad se articula en torno a la plaza de la Constitución, la zona más animada. Alrededor se levantan numerosas muestras de la arquitectura religiosa de los siglos XVII y XVIII, así como palacetes señoriales de estilo renacentista.

Como buen pueblo andaluz, Cazorla también tiene su castillo. Se llama la fortaleza de la Yedra, un nombre poético para la que fue una de las principales fortificaciones de los reinos de taifas andalusíes.

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Desde sus almenas se divisa una de las mejores panorámicas del campo jienense.

Fortaleza de la Mota.Jaén

Dominando desde un cerro el entramado urbano de Alcalá la Real, el castillo de La Mota es la población y la fortaleza más importante de lo que ahora llamamos «Ruta del Califato» y que es el camino histórico que unía Córdoba con Granada, una de las rutas comerciales y militares más importantes y transitadas de Al-Andalus.

La Mota es el baluarte más impresionante y de mayor valor histórico-artístico de la comarca.

fortaleza de la mota

Tan solo hay que ver su estampa en la distancia, rodeado de un mar de olivos, para comprenderlo. Todo empezó sobre un castro autóctono en el que los invasores árabes levantaron una ciudad amurallada, dotada de medina, mezquita y alcazaba.

Tras varios cambios de nombre, el castillo pasó a denominarse Qalat Banu Said, nombre de la familia que dirigió sus destinos hasta que en 1341 Alfonso XI lo sitió y conquistó.

El mismo rey castellano-leonés mandó levantar una abadía en su interior y reforzó sus defensas, que fueron de vital importancia durante los 151 años que Alcalá resistió como avanzada de la frontera cristiana ante el reino nazarí de Granada.

Una vez completada la Reconquista y pacificada la zona, la población desbordó las murallas y fue asentándose en el llano. El conjunto monumental de La Mota comenzó así un lento pero interminable proceso de deterioro.

Las autoridades municipales obligaban a quienes decidían trasladarse al llano a llevarse hasta los sillares de piedra de sus casas, para que el recinto amurallado no se convirtiera en un vertedero de cascotes y solares abandonados.

alcalá la real

La gran iglesia abacial de Santa María la Mayor, que aún domina el conjunto, se terminó de levantar en 1620. A su paulatino abandono se suman los destrozos de la invasión napoleónica, durante la cual su estructura resultó gravemente dañada.

Hasta 1950 fue utilizada como cementerio municipal y hoy su suelo deja ver las fosas y nichos excavados durante siglos. Quedan en pie otros edificios representativos del conjunto histórico, como las puertas de las Lanzas y de Santiago, la torre de la Cárcel, la alcazaba militar, la torre del Homenaje y la casa del Cabildo municipal.

Ronda.Málaga

Una ciudad monumental enriscada en un tajo, Ronda ha sido ensalzada por las mejores plumas de la literatura mundial.

Pocas ciudades gozan de un emplazamiento tan soberbio. Partida por la roca y cosida después por dos puentes del mismo color que la montaña, como grapas de piedra que evitan que la ciudad nueva y la vieja, la Madinat Arunda nazarí y la urbe moderna renacentista y barroca, se desliguen, Ronda es cuna del toreo y a la vez villa señorial de múltiples palacios e iglesias.

ronda

Casi todos los paseos urbanos empiezan en su famosa plaza de toros, una de las más antiguas y bonitas de España, ligada a la Real Maestranza de Caballería de Ronda.

Fue inaugurada el 19 de mayo de 1785 con una corrida en la que torearon Pedro Romero y Pepe Hillo. Desde entonces, Ronda ha copado un lugar importante en la historia de la tauromaquia. Ya lo dijo José Bergamín: «De Sevilla era el aire, de Ronda el fuego: y los dos se juntaron en el toreo».

Pero si algo ha hecho célebre a Ronda en el mundo entero es su puente. Nunca un vado fue tan cantado y fotografiado, quizá porque ensalza y resume todas las excelencias del paisaje andaluz.

Sobre él escribió José María Pemán, «este tajo no tiene compromiso con los guías. Uno se asoma a él y puede encontrar en el fondo miedo, vaticinios, oraciones o versos».

La necesidad de un nuevo puente (ya existían dos) se hizo manifiesta a principios del siglo XVIII, dado el tamaño que había adquirido la ciudad.

Tras 42 años de obras se inauguró oficialmente en 1793. Fue un prodigio de la ingeniería de la época y un emblema insustituible de la ciudad.

La vista desde el pretil es hermosa a cualquier hora del día, como lo es la que se obtiene desde el fondo del tajo para admirar la grandiosidad de sus formas y de paso tomar la foto más típica de Ronda, repetida en mil folletos y postales.

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Pero es al caer la noche, cuando Ronda queda bajo el embrujo de unas luces anaranjadas que recuerdan vagamente a la de las viejas antorchas, cuando un paseo por el puente y sus aledaños transportan al viajero al siglo XVIII.

Carmona.Sevilla

Un epítome del genuino urbanismo andaluz pasado por el tamiz histórico de romanos y musulmanes.

Se suele entrar a la ciudad por la Puerta de Sevilla que, más que un arco, es un libro de historia donde ya se palpa la raigambre de la villa.

La puerta, construida por los cartagineses, sirvió de acceso a la ciudad desde el siglo III a.C. hasta el XVIII, cuando Carmona rompe definitivamente el corsé de las murallas y se expande extramuros.

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Una placa en el segundo arco de entrada marca dónde quedaba el nivel del suelo en época romana. La puerta defendía el lado más vulnerable del cerro donde se asienta la ciudad, por lo que se la dotó también de un alcázar que aún rodea el acceso y muestra desde fosos cartagineses a sillares romanos y tapiales medievales cristianos.

Su visita es recomendable si se quieren conocer las interioridades de este espacio defensivo con más de 2.500 años de historia, pero también para paladear desde arriba la vista del lienzo continuo de tejas morunas que cubre Carmona y el vasto horizonte de la campiña circundante.

La ventaja de Carmona frente a otras ciudades monumentales sevillanas es que conserva una unicidad intramuros perdida en otros lugares.

Al cruzar la ciudad por el eje principal, que corresponde al Cardo Máximo romano, uno se sumerge en un mundo blanco de cal donde se suceden las callejuelas frescas, las fachadas revocadas, las iglesias, los conventos, los palacetes y los escondrijos urbanos donde igual aparece una ventana enrejada y cuajada de flores que una capillita de azulejos o un portón adovelado sujetando el blasón de la familia.

La plaza de San Fernando, antigua plaza de Arriba, ocupa una superficie similar a la que debió de albergar el foro romano de Carmona.

Perdidos entre las callejuelas aparecen edificios civiles y religiosos cargados de años que a la hora de la siesta, cuando el sol calcina el valle del Guadalquivir, parecen dormir el sueño eterno: el ayuntamiento, la iglesia del Salvador, el palacio de los Rueda o la iglesia prioral de Santa María, el templo de mayor relevancia de esta localidad.

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En el otro extremo se encuentra la Puerta de Córdoba, otro de los vanos abiertos en la muralla desde época romana.

Desierto de Tabernas .Almería

El desierto de Tabernas es un desierto casi africano, y un escenario de película que la industria cinematográfica ha utilizado para rodar infinidad de espagueti-westerns ambientados en las tórridas llanuras de los estados de Sonora o Texas, pero también escenas de filmes de temática tan dispar como Doctor Zhivago, Cleopatra o Indiana Jones y la última cruzada.

desierto de tabernas

Tabernas es la zona más árida y también la de morfología más espectacular de la provincia de Almería.

Se trata de una serie de ramblas y depresiones de arcillas y margas salinas rodeadas de imponentes macizos montañosos: la sierra de los Filabres, al norte; la de Alhamilla, al sur, y Sierra Nevada, al oeste.

sierra de los filabres

Esta pantalla natural impide el paso de los vientos húmedos que proceden del Mediterráneo y hacen de este paraje uno de los más secos de todo el continente europeo.

Alcazaba de Almería .Almería

La alcazaba almeriense fue mandada construir sobre los restos de una fortaleza anterior por el califato de Córdoba para defender la ciudad, que por aquel entonces era uno de los puertos con mayor actividad comercial y militar de Al-Andalus.

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Hoy es el emblema de la capital y su monumento más visitado. Tiene tres recintos diferentes. En el primero, antiguo espacio residencial, destaca la torre de la Vela. Del segundo apenas se conservan restos debido al terremoto que asoló la ciudadela en el año 1552.

Tras la conquista de la ciudad de Almería por el bando cristiano, los Reyes Católicos ordenaron construir un castillo en la parte más occidental.

Constituye la tercera parte del recinto, la más moderna, en cuyo patio interior se eleva la torre del Homenaje.

Archidona.Málaga

Archidona, además de tener la suerte de poder contar con un legado monumental tan importante, está ubicada en una zona con una riqueza medioambiental no menos importante.

ermita de la virgen de gracia

De entre numerosos parajes de impresionante belleza queremos destacar dos muy especiales. Las Lagunas de Archidona. Declaradas Reserva Natural de Andalucía.

lagunas de archidona

Zona húmeda de gran belleza cuyo valor ecológico y paisajístico se ve incrementado por la existencia de un ecosistema propio, poco habitual en la zona y que sirve de cobijo a numerosas especies de flora y fauna.

Parque Natural de los Alcornocales.Cádiz,Málaga

Este parque natural es el mejor y más vasto ejemplo de bosque mediterráneo del sur de Europa. La vegetación, compuesta por encinas, alcornoques y acebuches, es la cubierta vegetal primigenia que un día cubrió la cuenca mediterránea.

parque natural de los alcornocales

Se extiende a lo largo de 170.000 hectáreas de terreno montañoso sobre las sierras del Aljibe y del Campo de Gibraltar, al sur de la provincia de Cádiz.

sierras del aljibe

Aunque hay carreteras que cruzan el parque, la mejor manera de descubrirlo es caminar por los senderos señalizados.

Es la única forma de llegar a los canutos, gargantas estrechas de las cabeceras de ríos y arroyos colonizadas por vegetación riparia, consideradas las zonas de mayor valor botánico del parque.

O subir a la cima del pico Aljibe (1.920 metros) y deleitarnos desde allí con la vista de la última selva del sur del continente.

Reales Alcázares de Jerez .Cádiz

Pasear por el centro de Jerez es constatar que, pese a su crecimiento económico y demográfico, sigue manteniendo el ritmo tranquilo de una ciudad provinciana. Conviene deambular por la calle Larga, el epicentro de la vida urbana jerezana, con paradas obligadas para el tapeo y el buen fino.

reales alcazares de jerez

El paseo lleva a la plaza del Arenal y de allí a los Reales Alcázares, el conjunto histórico y monumental más importante de Jerez.

Fue construido en el siglo XII, en época almohade, y está rodeado por un perímetro de murallas de 4 kilómetros de largo.

En su interior se conserva una pequeña mezquita, utilizada como oratorio privado. De esa primitiva fortaleza musulmana se han conservado asimismo los baños árabes, el palacio de Doña Blanca y una torre octogonal.

En el siglo XVIII se construyó un palacio barroco sobre los restos del alcázar islámico.

Medina Sidonia .Cádiz

Asido Caserina para los romanos, Madinat Sadunia para los árabes, Medina Sidonia en la actualidad es el resultado de tres mil años de historia que se reflejan en los templos, palacios y fortificaciones cuyos restos aún son visibles en esta ciudad gaditana.

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Hay algunos curiosos, como un buen tramo de las cloacas romanas, restauradas y acondicionadas para la visita turística, o los restos de la calzada romana que emergen en la calle del Álamo.

La actual Medina Sidonia tiene dos rutas urbanas de obligada visita. La primera es la que empieza en el arco de Belén, una de las tres puertas que quedaron de la ciudad amurallada, y que da paso a la plaza de la Iglesia Mayor, el centro de la aldea medieval.

medina sidonia

La otra es la que lleva por la calle de la Loba, una de las pocas que conserva intactas todas las fachadas de los edificios civiles de la burguesía del siglo XIX.

Sierra de Grazalema .Cádiz

Miles de alcornoques cubren la escena. En la umbría de algunos valles crecen pinsapos, una reliquia de la botánica que desapareció del resto de la faz de la Tierra en el Terciario.

Es el Parque Natural de Grazalema, la sierra de los pueblos blancos, 50.000 hectáreas de bosque autóctono mediterráneo en el extremo sur de Europa.

sierra de grazalema

La capital de la comarca es Ubrique, aunque Grazalema, la villa que da nombre a la sierra, es la más apropiada para montar la base desde la que explorarla.

ubrique

Sus raíces árabes son visibles en las pulcras calles empedradas, en sus fachadas de mortero de cal y en la uniformidad del manto de teja moruna que cubre sus techumbres. Para visitar el pinsapar hay que salir de Grazalema en dirección a El Bosque y a 4 kilómetros torcer a la derecha por la carretera CA-531 en dirección a Zahara de la Sierra.

Priego de Córdoba .Córdoba

Esta es una de las localidades más hermosas y compactas de la provincia de Córdoba. El casco histórico se conoce como el Barrio de la Villa y guarda similitudes con la parte antigua de Córdoba capital.

priego de córdoba

Las calles laberínticas y estrechas forman un dédalo que ofrece sombras en las que reguardarse del sol de plomo que funde a mediodía la campiña andaluza.

Las ventanas están cuajadas de macetas y los muros se abomban bajo el peso de numerosas manos de cal.

Priego tiene también castillo, en mitad del pueblo. Y tiene también soberbios edificios del siglo XVI, su época dorada, como el de las Carnicerías Reales, con una llamativa escalera de caracol.

carnicerias reales

La mayoría de casas señoriales se asoman a la calle del Río y a la Carrera de Álvarez. Un paseo por cualquiera de las dos es una lección de arte barroco andaluz.

Montoro .Córdoba

Un color rojizo característico unifica esta localidad cordobesa a orillas del Guadalquivir a la que algunos han llamado la «Toledo andaluza».

La tonalidad se la confiere la piedra molinaza de unas canteras cercanas con la que están construidos casi todos sus edificios religiosos y civiles.

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La bella estampa exterior no desentona con su encantador interior: rincones escondidos en el barrio medieval y recovecos irregulares en el casco viejo, donde se encuentra la iglesia de Santa María de la Mota.

La Plaza Mayor, grande y ovalada, es el espacio más acogedor. Sobre el conjunto monumental destaca la iglesia de San Bartolomé, con su fachada gótica y el artesanado mudéjar de la nave central. Abajo, el puente de las Donadas ayuda a salvar el río Guadalquivir.

Castril y su sierra . Granada

Alejado de las rutas turísticas tradicionales, Castril no suele aparecer en los listados de pueblos con encanto andaluces de los touroperadores clásicos.

Y sin embargo, tiene todos los ingredientes para serlo: aparece apiñado y compacto en torno a un cerro sobre el que destaca la imagen del Cristo; es pequeño, agradable, de calles tranquilas y urbanismo morisco.

castril y su sierra

Y además, todavía no ha sido alterado por el turismo masivo. La calle principal adoquinada, y, sobre todo, el entorno de la iglesia parroquial y el roquedo del castillo, son algunos de sus lugares con mayor encanto.

castril

Castril es la base que usan muchos senderistas para acceder a la serranía del mismo nombre, designada parque natural en 1989.

La sierra de Castril se caracteriza por unos relieves muy abruptos, con profundos cañones y gargantas en superficie, y numerosas cuevas y simas que hondan su interior.

Capileira y Pampaneira . Granada

Ambas villas son de las más pintorescas de las Alpujarras. La arquitectura morisca quedó atrapada en el tiempo en esta ladera sur de Sierra Nevada.

Las casas blancas y humildes huelen a picón y aceite de oliva, y forman un laberinto fresco de adobe y pizarra donde aún se conservan tradiciones ancestrales y oficios ya desaparecidos.

Sobre Pampaneira despunta la iglesia de Santa Cruz, el edificio más alto del pueblo y el único que no es blanco.

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Sobre Capileira, la iglesia de Nuestra Señora de la Cabeza, que preside la plaza del Calvario, en medio de un laberinto de callejuelas moriscas.

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Hay una senda que sube por todo el barranco de Poqueira, pasa por estas dos poblaciones y continúa en ascenso hasta el refugio de Poqueira, donde se puede hacer noche para coronar a la mañana siguiente la cima del Mulhacén (3.478,6 metros), techo de la península Ibérica.

Carrera del Darro . Granada

Dicen que es la calle más bonita de Granada, de una ciudad llena de rincones fotogénicos.

carrera del darro

Y cuando uno camina por ella llegada la noche, cuando las farolas desdibujan los perfiles del río Darro, de los puentes y de los palacios con su luz anaranjada, llega a la conclusión de que lo es.

El paseo fue trazado en el año 1609 y discurre junto al río. Enlaza la plaza de Santa Ana con el famoso paseo de los Tristes.

La imponente Alhambra se divisa arriba. Caminar por la Carrera del Darro es uno de los más bonitos pasatiempos granadinos.

A ella se asoman muchos edificios históricos. La iglesia de Santa Ana, construida sobre una mezquita, servía para los rezos de los vecinos de la Almanzora. La Casa de Castril acoge ahora el Museo Arqueológico.

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El Bañuelo, frente al puente del Cadí, es uno de los baños árabes más antiguos y mejor conservados de España.

Salobreña . Granada

Los barrios medievales de la vieja Salobreña parecen hechos para jugar al escondite: la Loma, el Brocal, la Fuente y el Albaycín crecieron al abrigo de las desaparecidas murallas y guardan aún el sabor morisco, el trazado medieval, el encanto de un pasadizo, los secretos de portones tras los que se esconden patios frescos y luminosos.

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Salobreña fue una de las ciudades clave de la costa andalusí por su ubicación. Creció en torno a un castillo, reforzado en tiempos del reino nazarí y remodelado más tarde por el bando cristiano tras la Reconquista.

El mismo que hoy corona esa montaña de fachadas encaladas que llaman la atención desde bien lejos y que pone un punto de autenticidad entre tanta nueva construcción veraniega en esta llamada Costa Tropical, donde crecen tanto higos chumbos como kiwis.

Guadix . Granada

Hay un Guadix en la superficie, del que la alcazaba y la catedral son sus dos edificios señeros.

Y otro Guadix se oculta bajo tierra, con cerca de dos mil casas excavadas en el blanco terreno arcilloso, viviendas surgidas del ingenio y de la necesidad. La silueta de la catedral, un proyecto de Diego de Siloé con gran portada barroca, domina la ciudad desde cualquier punto.

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Anexos al templo se encuentran el palacio episcopal y el palacio Villalegre. Un poco más allá, la plaza de la Constitución marca el espacio de una vida social tranquila y provinciana que parece haber sufrido pocos cambios a lo largo del tiempo.

El palacio de Peñaflor y la iglesia de San Agustín completan el complejo monumental de superficie.

En el Guadix subterráneo se puede visitar incluso una iglesia-cueva y otras dos grutas-vivienda reconvertidas en museos.

Montefrío . Granada

Esta localidad del poniente granadino destaca, además de por sus calles encaladas y tranquilas del casco viejo, por dos iglesias.

Una es la que corona el pueblo sobre un nido de águilas: la iglesia de la Villa. Fue una antigua mezquita instalada al borde del precipicio en la villa musulmana original, que creció en la cumbre de un roquedo.

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Se trata de un templo de formas puras y simples, que mezcla elementos del gótico tardío con el Renacimiento de su portada, y con unas vistas panorámicas del poniente insuperables.

El otro templo es el conocido como «la redonda», la iglesia de la Encarnación, obra cumbre del neoclasicismo andaluz, diseñada con una imponente bóveda (de ahí viene precisamente su sobrenombre) por el reputado arquitecto Ventura Rodríguez, el mismo que finalizó la basílica del Pilar de Zaragoza.

Baños árabes de Alhama de Granada

Hay docenas de pueblos en España con el topónimo «alhama» (baños). Los baños de la Alhama granadina son unos de los pocos que han conservado fragmentos originales. En concreto, el suelo romano de la sala del manantial y los arcos califales originales del siglo XII que soportan el conjunto.

baños arabes de alhama de granada

Solo hubo que restaurar el primero de ellos, dañado durante un terremoto en 1779. Una gran arboleda rodea el edificio de los baños, el lugar ideal para dar relajados paseos o disfrutar de un baño gratuito aprovechando el agua caliente sobrante que se vierte al río.

Además de los baños termales, el pueblo en sí justifica la visita. Su barrio antiguo, colgado de una hoz sobre el río Alhama, es blanco, laberíntico y respetuoso con la tradición arquitectónica del legado andalusí.

Parque Nacional de Doñana .Huelva · Sevilla

Doñana es quizá el más famoso de los 14 parques nacionales existentes hoy día en España, y también uno de los más importantes humedales de Europa.

parque nacional de doñana

Comprende una extensión de más de 54.000 hectáreas en la margen izquierda del río Guadalquivir, repartidas entre las provincias de Huelva y Sevilla.

Infinidad de dunas, arenas estabilizadas, cotos y la imponente marisma forman un ecosistema único en el continente, un verdadero espacio virgen tapizado por el tomillo, el romero y la jara.

parque nacional de doñana

Declarado reserva de la biosfera en el año 1980, Doñana sirve como lugar de hibernación a más de 350 especies de aves.

Es también el hogar de muchas clases de reptiles, anfibios y mamíferos no acuáticos y de dos especies muy amenazadas de extinción: el lince ibérico y el águila imperial.

parque nacional de doñana

Parque Minero de Río Tinto . Huelva

De las minas de Río Tinto se ha estado extrayendo cobre y hierro desde la Antigüedad.

parque minero de riotinto

Las minas suponían una colosal riqueza subterránea en torno a la cual los romanos montaron una gran industria, aunque el apogeo comercial del río Tinto llegó en el siglo XIX, cuando la entrada de capital británico convirtió a Huelva en la primera productora de cobre del mundo.

Pero la época dorada de la minería acabó y el abandono y el olvido se hicieron presentes en los pozos. Hoy, los castilletes, las cortas a cielo abierto, los trenes que acarreaban mineral y los poblados mineros se han reconvertido en un parque turístico en torno a la industria minera.

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El antiguo hospital inglés se ha transformado en un museo, en el que se ha recreado una mina del siglo I. Hay visitas guiadas a la galería y el viejo tren vuelve a recorrer el paisaje rojizo y marciano de Río Tinto, pero con pasajeros.

Niebla. Huelva

Una localidad con nombre tan poético merece una visita. Pero además, Niebla, la capital de la comarca onubense del Condado, es una ciudad cargada de historia y monumentos.

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Una muralla de origen almohade, única por su longitud y su grado de conservación, circunvala todavía el casco antiguo.

Y un puente romano de nueve arcos ayuda a salvar el río Tinto, en cuyas riberas se levanta esta urbe que fue capital de un vasto reino musulmán que se extendía hasta las vecinas tierras de Portugal.

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El elemento que destaca sobre todo el conjunto es el castillo, edificado en el siglo XV sobre el alcázar árabe para reforzar el sistema defensivo, que cuenta con un total de 40 torres y varias puertas fortificadas. Toda una sorpresa en las tierras llanas de Huelva.

Castillo de Baños de la Encina . Jaén

Quince torres perfectamente conservadas y alineadas llaman la atención del viajero que circula por la autovía de Andalucía.

Es el castillo de Burgalimar, también conocido con el nombre del pueblo, uno de los más impresionantes del sur de España.

castillo de banos de la encina

Pese a la fiereza de sus perfiles, el castillo está construido con tapial, es decir, a base de una mezcla de arcilla, arena, cal y pequeños cantos que puede llegar a ser tan dura como la propia piedra. El color rosado de esa mezcla le da al castillo su particular aspecto.

La torre del Homenaje, la única que sobresale entre las otras 14, es de sillarejo y fue levantada tras la Reconquista. Del interior poco queda más que un gran patio de armas.

Quizá nunca estuviera demasiado equipado, ya que el castillo estaba destinado a acoger a las tropas bereberes itinerantes hacia otras fortalezas.

Segura de la Sierra. Jaén

Esta localidad serrana estará siempre relacionada con Jorge Manrique, el famoso poeta que, según los historiadores, nació aquí hacia el año 1440.

Su estatua se yergue frente al ayuntamiento, a cuya fachada renacentista se llega tras pasear por la calle principal, y casi única, del pequeño casco urbano.

Segura de la Sierra ofrece una estampa soberbia en la distancia, con la torre de su castillo elevándose sobre la escena, y el caserío alargado como una raya blanca sobre el lienzo marrón de la tierra y verde de los olivares.

segura de la sierra

El barrio bajo, con muchas casas señoriales de ricas portadas, arquitectura popular más sencilla y rincones con encanto, es la zona más pintoresca del pueblo.

El paseo acaba en la Puerta de la Catena y los baños árabes, de los que se conservan aún las tres naves correspondientes a las zonas fría, templada y caliente.

Ermita de la Virgen de Gracia de Archidona . Málaga

Archidona es otra de las grandes ciudades históricas andaluzas, pues tiene un importante pasado romano y árabe.

La vieja ciudad musulmana se levantaba sobre el cerro que domina el actual conjunto urbano.

ermita de la virgen de gracia de archidona

Allí los conquistadores transformaron la vieja mezquita aljama en la ermita de la Virgen de Gracia, patrona de la localidad. El templo no se destruyó, sino que se adaptó al nuevo culto. También se amplió la nave principal. Gracias a ello hoy podemos disfrutar de una auténtica mezquita hispanomusulmana del siglo IXsin apenas alteraciones.

Se conservan seis columnas de mármol rojo, tres naves orientadas al este —hacia La Meca— y un sencillo artesonado de madera, un caso único en toda Andalucía.

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La ampliación cristiana del siglo XVII consistió en otras tres naves, orientadas en perpendicular a las musulmanas, con bóveda ovalada. En el siglo XVIII se amplió el conjunto del que disfrutamos.

Villanueva del Trabuco . Málaga

Villanueva del Trabuco es un pueblo de la comarca nororiental de Málaga,ubicado a los pies de las sierras Gorda y de San Jorge.

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Estos macizos montañosos dotan al municipio de una gran riqueza paisajística y le aportan inigualables atractivos para el turismo activo y de naturaleza. Su territorio es ideal para hacer senderismo, realizar excursiones en bicicleta, volar en parapente o pasear por las riberas de los arroyos que discurren por estos parajes.

Dos confluyen en el río Guadalhorce, cuyo nacimiento se sitúa en la Fuente de los Cien Caños. El viajero también podrá visitar en Villanueva del Trabuco la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y la ermita de la Virgen del Puente.

Villanueva del Trabuco cuenta con otras cuatro ermitas repartidas por distintos puntos del municipio. La ermita del Pilar es un santuario de reciente creación que se encuentra en la Moheda, mientras que la de San Antonio fue construida por un alcalde en memoria de su abuelo. La ermita de San Isidro Labrador se emplaza en la pedanía del Cortijuelo y la de San Juan y de la Virgen del Carmen, en la barriada de los Morales.

Fuente de los Cien Caños

Aunque el río Guadalhorce surge de la unión de dos arroyos que se nutren de los manantiales de las sierras Gorda y de San Jorge, los vecinos de Villanueva del Trabuco sitúan su nacimiento en la Fuente de los Cien Caños.

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Su magnífico entorno constituye un formidable lugar de esparcimiento muy frecuentadopor lugareños y visitantes.

 Antequera . Málaga

Antequera fue la Antikaria romana y más tarde, la Medina Antiqaria de los árabes. Y, desde siempre, una de las grandes ciudades monumentales de Andalucía, encaramada en un promontorio rocoso que domina la depresión del río Guadalhorce.

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Una agradable caminata desde el Paseo Real hasta la plaza de San Sebastián, por la calle del Infante Don Fernando, nos permite descubrir las más de 30 iglesias, los palacios, viejos conventos y restos de muralla que forman la amalgama monumental de esta ciudad con más de 20 siglos de historia.

Se puede tapear en el Coso Viejo. Luego hay que subir la cuesta del cerro donde se fundó la ciudad para visitar la Real Colegiata de Santa María la Mayor, cuya construcción se inició en 1514.

Hoy alberga salas de exposiciones y un centro cultural. A su lado se ven los restos de la alcazaba árabe y de la torre del Homenaje.

Desfiladero de los Gaitanes . Málaga

El río Guadalhorce excavó un espectacular pasillo que divide las sierras de la Pizarra y de Huma, en el centro de la provincia de Málaga.

desfiladero de los gaitanes

Aunque su nombre oficial es desfiladero de los Gaitanes, se conoce popularmente como el Chorro. Esta garganta salvaje y profunda fue declarada parque natural en 1989, aunque en realidad fue transitada y utilizada como paso natural desde tiempos inmemoriales.

Por una de sus paredes corre la vía férrea que une Córdoba y Málaga. Por el otro lado aún pueden verse los restos del Caminito del Rey, una senda de cemento suspendida de manera milagrosa entre las dos paredes para dar servicio a una estación hidroeléctrica.

Las zonas de baño y las de escalada completan las opciones de un verdadero espacio para disfrutar de la naturaleza virgen.

Dólmenes y el Torcal de Antequera . Málaga

Tres dólmenes a las afueras de Antequera forman uno de los mayores complejos megalíticos del sur de Europa. El de Menga es el más grande y sorprendente: tiene 2.500 años de antigüedad, 25 metros de largo, 4 de ancho y unas 180 toneladas de peso.

dolmenes y el torcal de antequera

Cerca está el dolmen de Viera, al que se le calculan 2.000 años, y a poco más de un kilómetro, el de El Romeral.

Esta no es la única maravilla tallada en piedra de Antequera. Existe otra, tallada por la naturaleza.

Es el Torcal de Antequera, una de las mayores mesetas calizas de la Península, donde los procesos erosivos causados por el agua y el hielo excavaron las más variadas y sorprendentes formas en la piedra.

torcal de antequera

En el centro de visitantes se puede obtener información sobre las sendas que se internan en este laberinto kárstico.

Laguna de Fuente de Piedra . Málaga

Es uno de los mayores complejos lagunares endorreicos de toda España, y donde hacen escala más de 170 especies de aves.

laguna de fuente de piedra

Durante la estación húmeda la laguna puede llegar a alcanzar una extensión de 1.365 hectáreas, que drenan los arroyos Charcón y Santillana.

Es entonces cuando se convierte en una explosión de vida en la que domina el tono rosado de los miles de flamencos que se detienen aquí en su travesía entre África y el norte de Europa.

En verano, la falta de lluvia hace menguar de forma ostensible la laguna, dejando al descubierto una gran capa blanca, que fue utilizada como fuente de sal desde época romana.

Desde el mirador situado al lado del centro de visitantes José Antonio Valverde, se puede observar el ir y venir de aves y el conjunto de plantas halófilas, adaptadas a la alta salinidad del terreno.

Torres mudéjares de la Axarquía . Málaga

Unos pequeños pero singulares campanarios se alzan en aldeas perdidas de la Axarquía malagueña, como antenas de adobe que conectan con un pasado muy lejano.

Son los minaretes de antiguas mezquitas que los conquistadores cristianos incorporaron a los templos cristianos sin modificaciones ni añadidos.

torres mudrejares de laaxarquia

Los dos mejores ejemplos son los minaretes-campanario de Archez y Salares. El primero tiene 15 metros de altura y fue levantado en el siglo XII.

El de Salares es más humilde y modesto, pero conserva tal autenticidad que nos transporta al siglo XIII.

Tiene 12 metros de altura y la mampostería de ladrillo está decorada con azulejos, arquerías y ventanas.

Es una pequeña joya intacta, una excelente expresión del mudéjar andaluz, un arte nacido del maridaje de influencias islámicas y cristianas.

Comares . Málaga

La localidad más afamada y bien conservada de la Axarquía occidental es este pueblo encaramado en lo alto de un cerro. Un decorado de muros de argamasa blanqueados durante siglos, geranios y buganvillas.

Se puede seguir una ruta señalizada con paneles de azulejos por las calles del pueblo que muestra de manera ordenada la historia y los lugares de interés de la localidad.

comares

Uno de ellos es el castillo, del que apenas quedan evidencias de dos torres, la Tahona y la Tahoncilla, y restos de murallas.

Otro es la iglesia de la Encarnación, que los Reyes Católicos mandaron edificar en el año 1505. En la plaza de las Pandas de Verdiales, que constituye uno de los miradores del pueblo, hay una estatua que recuerda a estas bandas de música típicas de los montes de Málaga.

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Frigiliana . Málaga

El pueblo está tan arreglado que a veces no parece de verdad. Es el precio a pagar por estar en plena ruta turística de la Costa del Sol.

Que es real se comprueba cuando, tras aparcar el coche en la plaza del Ingenio, el visitante recorre los recovecos de la villa, en los que el espíritu morisco andaluz emerge en cada calle empedrada y en cada alféizar adornados con macetas de geranios.

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La vida social discurre junto a la antigua fábrica de miel de caña, un palacio renacentista que mandó construir la familia Manrique de Lara, dueña del feudo tras la expulsión morisca.

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La Casa del Apero, antiguo almacén de palacio, es hoy una sala de exposiciones que comparte espacio con la oficina de turismo. Desde la misma plaza del Ingenio se puede tomar un sendero que se interna en el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.

Écija .Sevilla

Esta localidad sevillana ha sido históricamente un punto estratégico en el valle del Guadalquivir, ya fuera en sus orígenes como aldea turdetana o más tarde como capital de una taifa hispanomusulmana.

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Écija, la ciudad de las torres barrocas o la «sartén de Andalucía» —como se la conoce por sus altas temperaturas veraniegas— es una mezcla de calles irregulares de época medieval, columnas romanas y casas con patios frescos y porticados que nos recuerdan la arquitectura andalusí.

La plaza del Salón constituye el centro del casco antiguo. A ella se asoman el ayuntamiento y tres típicas casas-palacios del siglo XVIII con amplias galerías que miran a la plaza.

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Asimismo no hay que perderse la visita al palacio de los Marqueses de Benamejí, actual Museo Histórico Municipal, donde se exhiben los hallazgos aparecidos en múltiples excavaciones, incluida la famosa amazona herida de Écija.

Ruinas de Itálica .Sevilla

Lo que hoy conocemos como Santiponce fue una importante ciudad romana mandada construir por Publio Cornelio Escipión durante las guerras púnicas.

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Con el transcurso del tiempo, ese primer asentamiento se convirtió en una gran urbe, con abundantes villas, templos, palacios y edificios públicos. Uno de ellos era el teatro, redescubierto en 1937 en pleno centro de Santiponce, tras haber quedado sepultado por una inundación en el siglo XVII.

Hoy es sede de un festival de teatro clásico. El emperador Adriano, nacido en esta villa, amplió sus límites con un nuevo barrio (Nova Urbs), el que hoy conocemos como Itálica.

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De él sobresale el anfiteatro, el conjunto de mayor interés del yacimiento. Impresionan su gran capacidad, 25.000 espectadores, y su buen estado de conservación.

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