Catalunya Catalonia

Aragon

Immobiliere CalpePara más información sobre Aragón ver el siguiente enlace

Regresar

Castillo de Loarre . Huesca

El primer impulso de la mayoría de los visitantes que llegan al castillo de Loarre es dar unos golpecitos con los nudillos en la fachada para comprobar que es de verdad y no un decorado de cartón-piedra.

Efectivamente, es real, y los nudillos se resienten al chocar contra la dura sillería de roca caliza levantada en el siglo XI por el rey navarro Sancho el Mayor para fortificar la inestable frontera pirenaica frente al enemigo musulmán de la llanura oscense.

Este castillo, que se alza altivo y solitario sobre un espolón de roca, ha llegado a nuestros días como el mejor ejemplo de arquitectura civil y militar románica, y su grado de conservación es casi milagroso.

castillo de loarre

Hacia 1033, el rey Sancho III el Mayor de Navarra, quien había unido a su cetro la corona de Aragón, ordenó levantar sobre un viejo fortín musulmán un castillo adelantado de sus posesiones, con capacidad para unos 40 soldados y la misión de vigilar a los sarracenos que en aquella época habían situado en Bolea el extremo norte de sus territorios.

Medio siglo más tarde, su nieto Sancho Ramírez lo mandó agrandar hasta el perímetro que hoy conocemos y construyó nuevas murallas y una capilla real en la que se cobraban impuestos. En su interior estableció una comunidad de monjes agustinos.

Pero apenas 25 años después las tropas aragonesas conquistaron Huesca y la frontera entre cristianos y musulmanes se desplazó hacia el sur.

Monjes y soldados se trasladaron al castillo de Montearagón, y Loarre, en el último promontorio pirenaico, quedó relegado a un papel segundón de residencia feudal dentro de un territorio de retaguardia.

Gracias a esta corta historia como punta de lanza del reino aragonés, el baluarte quedó al margen de grandes refriegas y asedios, por lo que sus recios muros, sus dos torres almenadas, la del Homenaje y la de la Reina, el recinto conventual y la bellísima iglesia románica apenas sufrieron agresiones y han llegado hasta nuestros días como una joya de la arquitectura románica europea, donde se han rodado numerosas películas, entre ellas El reino de los cielos, del realizador británico Ridley Scott, o Miguel y William, de la española Inés París.

Aínsa. Huesca

Bella por despechada. Así podría resumirse la historia de Aínsa, la villa enclavada en un promontorio que domina la confluencia de los ríos Ara y Cinca.

Hasta el siglo XVI fue una ciudad próspera que explotaba esa condición de eje natural de caminos pirenaicos. Pero los avatares políticos —en las guerras carlistas la localidad se apuntó al bando perdedor— y económicos obligaron a la mayoría de la población a emprender el largo y unidireccional sendero de la emigración. Los que se quedaron, ante la incomodidad de vivir encaramados en una peña, optaron por construir sus nuevas casas abajo, más cerca de la carretera, y le dieron la espalda a sus viejas casas de lo alto del cerro.

aínsa

Así, el casco antiguo, doblemente amurallado, quedó a salvo de modernizaciones y reformas urbanísticas que hubieran malogrado lo que hoy se considera el entorno medieval mejor conservado del Pirineo aragonés.

La estructura urbana del viejo Aínsa es muy sencilla, y consta de dos plazas, dos calles que las unen en una ida y vuelta sin fin, una iglesia y, frente a ella, un castillo.

Ante la ausencia de palacios o grandes basílicas, el mayor activo de Aínsa son sus viviendas. Sólidas, macizas, austeras y perfectamente restauradas, las casas responden a un modelo urbanístico medieval que obligaba a respetar un máximo de 5 metros de anchura en la fachada.

Sus moradores suplieron la carencia de espacio impuesta por el bando municipal con una red de túneles y bodegas que horadan el subsuelo, que triplica en ocasiones la superficie útil de la casa.

El edificio que más sobresale entre todo este entramado medieval pirenaico es la iglesia de Santa María, antigua colegiata que atrae por la sencillez de líneas y armonía de unos espacios desnudos que solo los canteros románicos sabían crear.

iglesia de santa maría

Ni una sola columna ni un solo contrafuerte sustentan la bóveda de cañón del templo, a pesar de que alguna de sus piedras tiene más de metro y medio de largo y varios centenares de kilos de peso.

El claustro, construido posteriormente, quizá entre los siglos XIV y XVI, no tiene forma cuadrada, como sería de esperar, sino que ajustó como pudo su planta irregular al exiguo espacio que quedaba entre la torre, la muralla y la iglesia.

Mallos de Riglos. Huesca

Una imagen sorprendente obliga a alzar la mirada a quienes recorren las márgenes del río Gállego por la pequeña carretera A-132.

Unas gigantescas peñas aisladas y de paredes verticales que parecen mazorcas de maíz empequeñecen el paisaje. Son los Mallos de Riglos, curiosas formaciones de gravas cementadas, producto de la erosión sobre las morrenas de los glaciares que bajaban del Pirineo.

Los Mallos de Riglos han sido la escuela de generaciones enteras de escaladores españoles, como la de los célebres Rabadá y Navarro, muertos en la pared norte del Eiger (Alpes suizos) en 1963, y a los que está dedicado el monumento a la entrada del pueblo.

mallos de riglos

En 1933 llegaron a bordo del ferrocarril los primeros escaladores zaragozanos, pero su técnica era aún muy deficiente y no pudieron coronar ningún mallo; dieron así la razón a los vecinos, para quienes era imposible que un ser humano subiera por allí.

Finalmente, en 1942 una cordada catalana formada por el mítico Ernest Mallafré, Francesc Blasi y Joan Boy alcanzó la cima del Mallo Grande o Mallo Firé, a cuya cresta llamaron la Punta de los Catalanes (aunque más tarde pasaría a llamarse Punta Mallafré en honor a su conquistador, muerto poco después en la montaña).

El último Mallo de Riglos que se resistió fue el Puro, un espolón adosado al Mallo Pisón cuya cima coronaron en 1953 por primera vez, después de muchos intentos y algún accidente mortal, Ángel López Cintero, Alberto Rabadá y Manuel Bescós.

En las paredes verticales de los Mallos anida una de las mayores colonias de buitres leonados de toda España, y a sus pies se extiende el pequeño pueblo de Riglos, encalado y silencioso, sin apenas ningún elemento que rompa sus hechuras de aldea montañesa.

Esta localidad se cita ya en 1068; en ella vivió retirada doña Berta, la viuda del rey aragonés Pedro I. La tranquilidad de sus 66 habitantes contrasta con el continuo ir y venir de escaladores ataviados con ropas de colores, cuerdas, clavos y mosquetones.

Existe un sendero circular que recorre toda la base de los Mallos y permite conocer la identidad de este territorio singular en la que también abunda otra formación típica de la comarca: las foces o cañones excavados en los paredones calizos.

Ciudadela de Jaca. Huesca

El valle del río Aragón, en el Pirineo oscense, fue siempre un paso pirenaico estratégico, de ahí las numerosas fortalezas que lo jalonan.

Pero de todas, la más espectacular es la ciudadela de Jaca, una fortaleza defensiva de forma pentagonal construida por orden del rey Felipe II en 1592.

Su misión era asegurar la frontera ante las revueltas y matanzas que se estaban produciendo en el lado francés durante las guerras de religión entre católicos y hugonotes protestantes, así como controlar a los ariscos habitantes de ese confín del reino.

Vista desde el aire se aprecia su perfecta geometría pentagonal, con un baluarte artillado en cada una de sus cinco puntas. En aquellas fechas, la evolución y la mejora de la artillería había dejado ya inservible el viejo concepto de muralla medieval, que se consideraba mejor cuanto más alta era.

ciudadela de jaca

En ese momento, cuanto más elevada fuera una muralla, más fácil era derribarla a cañonazos. Por eso se impuso este modelo de baluarte de bajo perfil y múltiples ángulos de fuego que, gracias a un diseño revolucionario, no dejaba zonas muertas o ángulos ciegos para los artilleros.

Un puente sobre el foso da acceso a la monumental portada, donde luce el escudo de armas de Felipe II. La puerta comunica con el gran patio central en torno al cual, y en la misma forma pentagonal, se distribuyen los barracones de la tropa y los oficiales.

Ciudadelas pentagonales como esta se construyeron muchas en Europa a lo largo del siglo XVI (en Pamplona quedan restos de otra), pero la de Jaca es la única que se conserva intacta. Su excelente estado de conservación se debe, en parte, a que nunca sufrió asedio ni combate.

Curiosamente, la única operación militar en la que se vio envuelta fue durante la guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas. Y en ese momento, eran los franceses los que estaban dentro y los españoles fuera, ya que previamente estos la habían abandonado.

También ha contribuido a su conservación el hecho de que nunca perdiera su carácter militar. El ejército español la ha ocupado durante más de cuatro siglos. Hoy día es un museo de maquetas militares y una de las visitas turísticas clásicas de la ciudad.

San Juan de la Peña. Huesca

No solo se trata del más emblemático de los monasterios aragoneses, sino también del más original, porque no está en ningún llano despejado, sino dentro de un abrigo de roca que parece cobijarlo con amor materno.

Fue fundado en 1025 por Sancho el Mayor aprovechando una oquedad de la montaña prepirenaica en un paraje solitario y enigmático donde ya se refugiaban eremitas.

san juan de la peña

Poco a poco fue creciendo hasta convertirse en un importante monasterio y primer panteón de los reyes aragoneses y navarros, mientras la corona de ambos reinos permaneció unida. En 1035, bajo el mandato del Ramiro I, primer rey de Aragón, San Juan de la Peña se convirtió en el principal de los monasterios aragoneses de la época, pionero en las reformas litúrgicas, por eso se le considera la cuna del reino de Aragón.

Los peregrinos que iban a Compostela por el Camino de Santiago Aragonés, que pasa más abajo, por el valle, se desviaban los 9 kilómetros de ascenso que separan el río Aragón del monasterio para visitar las reliquias allí conservadas. La tradición se enraizó aún más con la llegada al cenobio de los monjes franceses de Cluny, una de las órdenes que más contribuyó al desarrollo del Camino.

Una de las primeras construcciones que se alzaron en el lugar fue una iglesia mozárabe, construida hacia el siglo X, compuesta por dos naves y otros tantos ábsides, en los que aún se aprecia la decoración mural románica.

Es uno de los lugares más bellos del monasterio. En la segunda planta se halla la cripta real, donde fueron enterrados nobles y reyes aragoneses y navarros, como Ramiro I, primer rey de Aragón, o Pedro Abarca de Bolea, conde de Aranda.

san juan de la peña

Pero sin duda el elemento más característico y sugerente de San Juan de la Peña es su famoso claustro, construido bajo el abrigo de la roca conglomerada. Es de estilo románico y, pese a la intensa restauración a la que se ha sometido, aún pueden verse en él muchos capiteles originales de los siglos XII y XIII.

En realidad lo que hoy vemos no es ni la mitad de lo que el monasterio llegó a ser. En 1675, tras un incendio terrible y hartos de la humedad y los constantes desprendimientos de piedras, los monjes decidieron trasladarse al altiplano que corona la montaña y fundar allí un nuevo recinto: San Juan el Nuevo.

Alcañiz.Teruel

Segunda ciudad en población de la provincia de Teruel y capital del Bajo Aragón, una de las comarcas más interesantes de la comunidad autónoma aragonesa, Alcañiz es también uno de los grandes pueblos monumentales de España. Su castillo es la memoria en piedra de la Orden de Calatrava, que tuvo gran implantación en la comarca.

alcañiz

La fortaleza aún domina la población desde un alto. Aunque sus orígenes se sitúan en el siglo XII, a lo largo del tiempo ha ido incorporando casi todos los estilos posibles, desde el románico al Renacimiento tardío. En la actualidad es un parador de turismo.

Abajo, diseminadas por el casco urbano podemos ver numerosas joyas arquitectónicas del siglo XVI, como el ayuntamiento, el edificio renacentista más notable de la comarca.

Formando un ángulo con él está la Lonja, una logia gótica en forma de soportal porticado en el que se celebraban los mercados públicos. Este es un elemento arquitectónico que se repite en otros muchos ayuntamientos de la provincia de Teruel.

Los rumores de que una red de galerías subterráneas se extendían por el subsuelo de Alcañiz y castillo, iglesias, ayuntamiento y extrarradio de la ciudad se confirmaron cuando durante las obras de construcción de la oficina de turismo se excavó el suelo de la lonja gótica.

El hallazgo dejó al descubierto bodegas, galerías, pasadizos y canales de desagüe de diferentes épocas que han servido como refugio, vía de escape y almacenes a los habitantes desde tiempos remotos.

La parte más atractiva de este Alcañiz oculto es la antigua nevería, una especie de frigorífico del siglo XVI donde se almacenaba la nieve en invierno para ser consumida después durante todo el año. Se accede a ella por una escalera excavada en la roca en la misma oficina de turismo.

Parte de esta red subterránea se ha acondicionado para visitas turísticas.

Como en otros muchos pueblos turolenses, la Semana Santa de Alcañiz se celebra entre el atronador sonido de miles de tambores.

Unos 4.000 tambores recorren las calles de la ciudad acompañando los desfiles procesionales según una tradición que se remonta al año 1678.

Torres mudéjares de Teruel

Teruel, la más pequeña de las tres capitales aragonesas y también la más desconocida, es ante todo una ciudad tranquila. Esa vida apacible a orillas del río Turia, alejada de las grandes rutas de comunicación, pero también olvidada por todos los planes de infraestructuras y las administraciones durante décadas, cercenó su desarrollo, pero contribuyó por otro lado a que conservara uno de los mayores patrimonios mundiales de arte mudéjar, el único arte realmente español en palabras de Ramón Menéndez Pidal.

torres mudéjares de teruel

Así, sobre el compacto mar de tejas del casco antiguo turolense, sobresalen como rascacielos de ladrillos y yesería las famosas cuatro torres mudéjares, únicas en su estilo, orgullo de la urbe. Construidas con funciones defensivas, fueron también utilizadas como campanarios de las iglesias cercanas.

La más famosa y visitada es la del Salvador, el icono de la ciudad. La torre es un bello y estilizado campanario decorado con arcos mixtilíneos, exquisitos paños de sebka y cerámica vidriada en blanco y verde. Aunque por fuera solo se ve una estructura de planta rectangular, en realidad está formada por dos torres concéntricas con un campanario final con arcos apuntados y de medio punto.

Las torres de San Pedro y de San Martín están adosadas a las iglesias que les dan nombre, son de planta rectangular y están divididas en tres cuerpos. Sus frisos de esquinillas con cilindros cerámicos y los arcos ciegos de medio punto entrecruzados nos trasladan a tiempos remotos cuando el arte cristiano y el musulmán convivían en paz.

torres mudéjares de teruel

La más tardía de las cuatro es la torre de la Merced, levantada en la segunda mitad del siglo XVI. Como las otras consta de tres cuerpos, aunque en este caso de diferente planta.

Estas torres-campanario, réplica de los alminares musulmanes, constituyen la máxima representación del mudéjar turolense, que tiene su origen en el siglo XIV, en un momento de esplendor histórico del reino de Aragón con la pervivencia de población musulmana en la ciudad gracias a los fueros de Alfonso II. Esta corriente se mantuvo en la ciudad hasta el siglo XVII, incluso tras la expulsión de los moriscos.

Laguna de Gallocanta

Un gigantesco aeropuerto intermedio para miles de aves migradoras en su camino entre Europa y África.

Gallocanta es una de las joyas de la red de humedales españoles. Está repartida entre el sur de la provincia de Zaragoza y el norte de la de Teruel.

Ánades, grullas, avutardas, fochas, correlimos y hasta 200 especies diferentes de aves se dan cita en este gran humedal aragonés y pueden ser vistas con facilidad desde alguno de los siete observatorios dispuestos en sus riberas.

Siempre, eso sí, que se vaya armado de paciencia, una guía de campo y unos buenos prismáticos.

laguna de gallocanta

Gallocanta vive del aporte de agua de lluvia y de algún pequeño arroyo que desagua en ella, de ahí la enorme fluctuación de su nivel hídrico.

En un año con buena pluviometría el espejo de agua puede alcanzar una extensión de 1.400 campos de fútbol, con una profundidad máxima de dos metros y medio.

Los habitantes de su entorno aguardan cada año con impaciencia las lluvias de otoño para que la cubeta esté en óptimas condiciones cuando tenga lugar el gran acontecimiento anual de Gallocanta: la llegada de las grullas procedentes del norte de Europa.

laguna de gallocanta

Cada temporada, hacia noviembre, miles de grullas invaden los cielos de Gallocanta en un espectáculo único, donde el claqueo de hasta 30.000 animales ensordece los campos, y la nube que forman al atardecer, cuando regresan de comer en busca del cobijo nocturno de la laguna, ensombrece el ocaso.

En el centro de interpretación de la laguna, una antigua casa de labradores acondicionada en la carretera entre Bello y Tornos, en la ribera sur, se explica mediante gráficos y material audiovisual este fenómeno.

La visita es muy aconsejable para entender el entramado de humedales y avifauna de la laguna. También hay un museo de aves en la aldea de Gallocanta, con ejemplares disecados de casi todas las especies que en alguna época del año llegan a este paraíso natural.

Si Gallocanta está seca siempre cabe la posibilidad de ver avifauna en la vecina laguna de la Zaida, más pequeña pero unida al mismo sistema hídrico, o en la de Guialguerrero, 5 kilómetros al norte de la Zaida.

laguna de la zaida

Palacio de la Aljafería.Zaragoza

La Alhambra en Zaragoza. Eso piensan los viajeros primerizos cuando entran en este palacio musulmán situado en pleno centro de la capital aragonesa, y se quedan estupefactos al ver las arquerías de yesos, los estanques llenos de fuentes y flores y los salones forrados en mármol tan lejos de Al-Andalus.

Pero es que el poder musulmán también llegó hasta Zaragoza, y la Aljafería es el mejor palacio que nos ha quedado de aquella época en Aragón.

palacio de la aljafería

El nombre deriva de su promotor, Ahmad Abú Ya´far ibn Hud al-Muqtadir, rey de la taifa de Saraqusta entre 1046 y 1081, durante cuyo mandato llegó a su máximo apogeo político y cultural, y fue la residencia de recreo de los reyes saraqustís.

Sus jardines, huertas y acequias evocaban el paraíso musulmán. Se conserva aún buena parte del primitivo edificio que sigue la tipología constructiva de los palacios omeyas del desierto.

En torno a un gran patio rectangular a cielo abierto con una alberca se abren pabellones con arquerías mixtilíneas y polilobuladas que se multiplican como en un decorado teatral para crear una falsa impresión de profundidad.

Por supuesto, no se trata de los arcos originales, que fueron trasladados al Museo de Zaragoza y al Museo Arqueológico Nacional. Aun así impresiona la autenticidad de un recinto que data nada menos que del siglo XI y que en la actualidad acoge a las Cortes de Aragón. Se conserva incluso el mihrab (oratorio) del pórtico norte.

Después el palacio fue ocupado por los monarcas cristianos aragoneses, que realizaron obras de ampliación. La más importante fue la promovida por los Reyes Católicos en 1492.

La paradoja es que para aquella reforma y ampliación se contrató al maestro mudéjar Faraig de Gali, quien fundió la herencia artística medieval con las nuevas corrientes renacentistas, dando lugar al estilo Reyes Católicos.

De esta época es la escalera noble y el conjunto de salas que culminan en el salón del Trono. En 1593 Felipe II lo transformó en ciudadela fortificada.

El lugar más famoso del palacio es la torre del Trovador. Cuenta la leyenda que en ella sufrió prisión el poeta Manrique de Lara. La historia inspiraría posteriormente la famosa ópera de Giuseppe Verdi Il trovatore, que convirtió esta torre en escenario de la trama.

torre del trovador aljaferia

Sos del Rey Católico.Zaragoza

Sos es un recinto monumental y compacto encaramado a una peña casi en la misma raya que separaba los reinos de Aragón y de Navarra, lo que ya hace suponer un pasado lleno de historias y refriegas fronterizas.

Sin embargo, esta villa fortificada pasó a la historia por un parto. Fernando II de Aragón, conocido más tarde como el Católico, nació en Sos el 10 de marzo de 1452, de una manera un tanto casual.

sos del rey catolico

Su madre, la reina Juana Enríquez, estaba en la localidad navarra de Sangüesa, a 12 kilómetros de Sos, pero quiso que su heredero naciera en Aragón por lo que se desplazó hasta la primera localidad aragonesa para dar a luz.

La comitiva entró por una puerta del recinto amurallado al que todavía se le conoce como Puerta de la Reina y se alojó en el palacio de los Sada, la mejor casa en aquel entonces del burgo, donde tuvo lugar el real alumbramiento

Una vez en el interior del recinto amurallado la evidencia de la historia acogota al viajero. Casas y palacios levantados en piedra de sillería con galerías cerradas, barbacanas de madera y aleros típicos de la arquitectura altoaragonesa escoltan unas calles estrechas y solitarias que parecen vivir aún en el Medievo. Las casas más antiguas lucen en el patio el típico suelo de ruejo, cantos rodados del río Aragón colocados en figuras geométricas.

El laberinto de callejas empedradas desemboca siempre en la plaza de la Villa que, pese a su forma irregular y escasa superficie, fue siempre lugar de reuniones y celebraciones.

Tres arcos rebajados forman en uno de sus lados un magnífico porche bajo el que se celebraba el mercado. Enfrente está la casa del judío Luís de Santángel, noble que, según la tradición, entregó a través de una de esas ventanas una bolsa con dinero a Cristóbal Colón para financiar su primer viaje a las Indias.

casa del judio luis de santangel luis de santangel

Dos enormes edificios renacentistas del siglo XVI presiden esta plaza. Uno es el ayuntamiento, rematado, como en otros muchos ayuntamientos aragoneses, por un soberbio alero de madera tallada, y el otro, el colegio fundación de Gil de Jaz, otro edificio señero del siglo XVI aragonés.

aj sos del rey catolico

Al caer la noche, cuando el alumbrado monumental ilumina los principales edificios de Sos, la villa parece retroceder cinco siglos hasta aquella madrugada en la que nació un niño que cambiaría la historia de España.

Valle de Ordesa. Huesca

No hay vista más hermosa de los Pirineos que la que el viajero se topa de frente cuando llega a Torla, en la última curva del camino, justo a la altura del aparcamiento.

valle de ordesa

La silueta de Torla, encaramada a un risco, se recorta como en un montaje escénico sobre las Fajas del Mallo del valle de Ordesa.

Todo es perfecto en la toma: el campanario en el lugar preciso de la composición, los tejados de pizarra negra contrastando con el blanco de la nieve, la montaña comida a bocados por los glaciares.

Ordesa es un santuario de la biodiversidad pirenaica protegido desde 1918 como parque nacional.

Contiene espesos hayedos, más de 65 especies distintas de aves y 32 de mamíferos, restos de glaciares y picos que se elevan por encima de los 3.000 metros. Se puede considerar la joya de la cordillera de los Pirineos.

Selva de Oza . Huesca

Una gran masa forestal de hayas y coníferas se extiende entre los macizos de Peñaforca y Bisaurín, en el Pirineo aragonés.

Se trata de la selva de Oza, una joya de bosque autóctono pirenaico.

selva de oza

El clima atlántico montañoso permite la existencia de este bosque mixto de hayas, la especie dominante, y abeto blanco, que aguanta estoico las temperaturas. La carretera que viene de Hecho cruza la Boca del Infierno, un estrechamiento del río Aragón Subordán en el que las paredes casi llegan a tocarse.

A la salida del desfiladero se puede ver un tramo que se halla bien conservado de la antigua calzada romana que unía Caesaragusta (la actual Zaragoza) con la comarca gala del Bearn, así como el complejo monacal de San Pedro de Siresa, una fundación carolingia fechada en el año 830.

Catedral de Huesca . Huesca

Máximo exponente de la arquitectura gótica de la provincia, la catedral oscense es un soberbio templo que destaca sobre todo el barrio antiguo de la ciudad.

Lo primero que llama la atención es su portada, una delicada y escultural arquería gótica con 14 estatuas de apóstoles y santos, entre ellos san Lorenzo, patrón de la ciudad.

catedral de huesca

Magistral es también el retablo mayor, obra cumbre de la escultura renacentista aragonesa.

La torre primitiva tuvo que ser demolida, y en su lugar se levantó el bello campanario rematado por un cuerpo de campanas octogonal que ahora vemos.

Enfrente está el edificio del ayuntamiento, un buen ejemplo del plateresco renacentista aragonés cuya construcción data del año 1577.

Sierra de Guara . Huesca

Surcada por barrancos, la sierra de Guara, es una de las mejores zonas de Europa para practicar el barranquismo.

Además, Guara es un ejemplo de sierra prepirenaica con fauna, flora y recursos naturales muy particulares.

sierra de guara

En la sierra se levantan pueblos singulares. Rodellar, al pie de los cañones de los ríos Alcanadre y Mascún, es uno de los más encantadores, con sus sencillas casas de muros recios.

En Adahuesca se encuentra uno de los centros de interpretación e información de la sierra.

Sin embargo, el pueblo más visitado es Alquézar, cuyas calles morunas desprenden aromas de juderías y mercadillo medieval.

alquezar

El sector occidental, surcado por los ríos Guatizalema y Flumen, es la zona menos conocida. El Tozal de Guara, la cima de la sierra, alcanza los 2.077 metros de altitud.

Estación Internacional de Canfranc. Huesca

Un gigantesco y atípico edificio llena casi por completo el valle estrecho del Alto Aragón.

Es la Estación Internacional de Canfranc, una soberbia instalación ferroviaria inaugurada en 1928 por el rey Alfonso XIII como parte de la línea férrea que unía España y Francia por el Pirineo central.

canfranc

El edificio tiene un marcado carácter clasicista y recuerda a los palacios franceses del siglo XIX.

La línea del Somport se mantuvo abierta hasta 1970, año en que un accidente causó el derrumbe de un puente por el lado francés que ya nunca fue reconstruido.

La estación desde entonces está cerrada y abandonada. Por el lado español siguen subiendo trenes de cercanías hasta Canfranc, el famoso «canfranero», pero ya ninguno cruza la frontera.

Un poco más abajo está el pueblo de Canfranc, lugar por donde discurre también el Camino de Santiago Aragonés.

Gargantas de Escuaín. Huesca

El río Yaga, un afluente del Bellós, excavó una de las gargantas más espectaculares y desconocidas del Pirineo central, que alcanza más de 200 metros de profundidad.

gargantas de escuain

Buena parte del desfiladero pertenece al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Para visitar las gargantas hay que llegar hasta la aldea de Escuaín, núcleo rural pirenaico perdido entre cantiles y gargantas.

Desde el pueblecito sale otra senda que conduce a dos miradores sobre las gargantas del río, donde es fácil ver volar algún quebrantahuesos, un ave osteófaga extinguida en casi toda Europa que mantiene en los Pirineos uno de sus últimos bastiones naturales.

Puente y ermita de San Urbez . Huesca

Si remontamos el río Bellós por la sinuosa carretera que parte de Escalona, a unos 13 kilómetros encontraremos un puente de piedra tendido de forma imposible sobre la estrecha y profunda garganta que el río talló en esta zona pirenaica.

puente y ermita de san urbez

Según la leyenda, un ermitaño, san Urbez, creó el puente de forma milagrosa, apoyando su cayado entre las dos orillas. Por milagroso que fuera el santo, lo cierto es que fueron canteros románicos los que construyeron este pequeño pero delicioso vado de piedra, suspendido sobre un precipicio insondable.

Otro puente más moderno, paralelo a este, permite apreciar la fastuosa obra de ingeniera que tuvo que llevarse a cabo para poder construir de manera tan airosa la pasarela. En uno de los lados está la cueva donde vivió san Urbez en el siglo VIII, hoy convertida en ermita.

Fanlo y Nerín. Huesca

Cuando la carretera que va remontado el desfiladero del Bellós se empina tanto que parece imposible seguir, aparecen los pueblos de Fanlo y Nerín, dos encantadores núcleos pirenaicos a los que el turismo está transformando a pasos forzados.

fanlo

Aun así, ambos conservan el encanto de los lugares remotos, el silencio de los altos valles pirenaicos. La casa del Señor es el edificio más destacable de Fanlo, en cuyas calles se respira vida montañera en estado puro.

nerin

En Nerín, aldea colgada en las laderas de la sierra de las Cutas, hay también varios alojamientos.

Desde este último pueblo parte una pista forestal que sube hasta el mirador de las Cutas, balcón privilegiado sobre el valle de Ordesa. Un servicio de minibuses cubre la ruta de junio a septiembre (prohibido el acceso con vehículos particulares).

Iglesias mozárabes del Serrablo. Huesca

A orillas del río Gállego, en la comarca oscense del Serrablo, muy cerca de Sabiñánigo, se concentra un conjunto de pequeñas iglesias.

Durante mucho tiempo estuvieron abandonadas y desprotegidas, hasta que los expertos las dataron como la mejor muestra de arte mozárabe conservado en las faldas de los Pirineos.

iglesias mozarabes serrablo

Para otros podría considerarse el primer románico aragonés. Desde mediados del siglo X y hasta finales del XI, los canteros oscenses mezclaron el estilo musulmán local con el románico lombardo que llegaba a través de los Pirineos desde Europa en una serie de pequeñas iglesias de una sola nave y ábside circular cuya belleza es comparable a su sencillez.

san pedro de lárrade

Quizá la más bonita es la de San Pedro de Lárrade, con su planta de cruz latina y su elegante campanario. La de San Juan de Busa, que no tiene ni ábside ni campanario, es una de las más simbólicas.

Ansó. Huesca

Es el último valle del Pirineo de Aragón occidental y ello le confiere un carácter especial. Aquí se conserva la fabla ansotana, una rica tradición de vestuario regional, magníficas casonas de piedra y tejado de lajas de arcilla cocida y un excelente patrimonio natural.

anso

En la iglesia de San Pedro hay un pequeño museo de trajes ansotanos.

En este templo, el edificio más grande del pueblo, se firmó en 1375 el famoso Tratado de las Tres Vacas para acabar con las disputas de pastos entre el Roncal y el Bearn, que dio origen a la fiesta homónima en la muga roncalesa.

Además de arte sacro, se pueden contemplar diversos trajes típicos. Al norte de Ansó está Zuriza, uno de los mejores hayedos del Pirineo.

zuriza

Montañana. Huesca

Perdido en el fondo de un barranco lateral del río Noguera-Ribagorzana, Montañana es uno de los núcleos rurales medievales que mejor se ha conservado en los Pirineos.

La razón principal es que su población fue paulatinamente trasladándose al nuevo burgo, Puente de Montañana, dejando el viejo pueblo abandonado e intacto.

montanana

El pueblo tiene dos barrios distribuidos a los lados de un torrente que salva un puente gótico.

Aparece citado ya en documentos del año 987. Para visitarlo hay que aparcar a las afueras y recorrer a pie las calles llenas de arcos, pasadizos y rincones abovedados que la rehabilitación está devolviendo a la vida.

Varias torres vigía rodean aún el pueblo. La más grande es la torre de la Cárcel, que formaba parte de una antigua fortaleza. En 1960 la despoblación obligó a trasladar el ayuntamiento a Puente de Montañana.

Roda de Isábena. Huesca

Este pueblo se hizo famoso a finales de la década de 1970, cuando el famoso ladrón de obras de arte Erik el Belga expolió su catedral.

Roda de Isábena tiene uno de los templos más hermosos del Pirineo, joya del arte aragonés que acogió el primer obispado del condado de Ribagorza, además de un casco histórico digno de un decorado medieval.

En torno a esa catedral, levantada por canteros aragoneses y navarros hacia 957, se aglutinó buena parte de la reconquista de lo que luego sería el condado y reino de Aragón.

roda-de-isabena

Aún hoy muestra una magnífica mezcla de estilos: desde la cripta visigótico-mozárabe, perteneciente a la primera fase constructiva, hasta la torre y el atrio de estilo barroco y sobre todo la nave principal, de estilo románico-lombardo; pero la joya es el claustro, construido en el siglo XII según los patrones románicos.

Monegros | Huesca · Zaragoza

Hasta principios del siglo XX, los enormes bosques de sabinas que cubrían el paraje hacían honor al nombre de Montes Negros.

Hoy la zona delimitada por el río Ebro al sur, el Gállego al oeste y el Cinca al este, forma uno de los desiertos estepáreos más septentrionales de Europa.

El hombre modeló el paisaje hasta convertirlo en una enorme superficie deforestada dedicada al cultivo de secano, salpicado por lagunas temporales de aguas salobres.

monegros

La más grande e importante es la de Sariñena, en la que anidan centenares de anátidas y otras aves migratorias.

El color verde que prevalece en primavera sobre los cultivos de secano da paso al marrón durante el verano.

monegros2

Para descubrir todos los recursos del parque es aconsejable pasar por el Centro de Interpretación Miguel Servet, en Villanueva de Sigena.

Llanos del Hospital y Parque Natural del Posets-Maladeta . Huesca

Los antiguos peregrinos y comerciantes que cruzaban los Pirineos por el puerto de la Picada encontraban al llegar al valle de Benasque, en el cauce del río Esera, un hospital-albergue en el que reponerse de la dureza de la travesía.

llanos del hospital

Hoy aquel viejo edificio se ha reconvertido en un moderno hotel de montaña con una estación de esquí de fondo anexa.

Son los llanos del Hospital, una de las altiplanicies más bellas del Pirineo de Huesca.

Es el lugar perfecto para una excursión al Parque Natural del Posets-Maladeta, bello entorno de montaña con 13 glaciares, 95 ibones y varias cascadas que incluye en su perímetro la cima más alta de los Pirineos, el Aneto, de 3.404 metros.

parque natural del posets-maladeta

Cerca están también los Baños de Benasque, el centro termal situado a mayor altitud de España (1.720 metros).

Albarracín .Teruel

Encerrado en un anillo de murallas de color arcilloso que le confieren una estampa característica, Albarracín sigue siendo «una de las ciudades más bonitas de España», como la definiera Azorín.

albarracin

Es también uno de los pueblos más turísticos y fotografiados, lo que quiere decir que en días punta una riada de turistas recorre sus estrechos viales, famosos por la mezcla de los estilos musulmán, renacentista y barroco.

Lo habitual es deambular arriba y abajo por el Portal de Molina, la arteria principal y comercial del pueblo, deleitarse con las fachadas rojizas de las casas vencidas hacia fuera, llegar a la Plaza Mayor y fotografiarse ante las balconadas y soportales que circundan su irregular perímetro, visitar el ayuntamiento renacentista y luego seguir hasta la catedral, sede episcopal desde el siglo XII hasta 1850, que conserva un soberbio retablo mayor del siglo XVI.

Cascada de Calomarde .Teruel

La sierra de Albarracín es un enorme queso de gruyère calizo lleno de cañones, hoces, cárcavas, simas, surgencias y cascadas. Una de las más espectaculares es la de Calomarde, en el río Blanco, un afluente del Guadalaviar, a unos 14 kilómetros de Albarracín.

calomarde

Hay una senda señalizada que lleva a la cascada desde el pueblo.

El río Blanco se precipita desde resaltes de toba caliza. Su salto principal tiene alrededor de 10 metros y fue usado antiguamente para mover un molino harinero.

En el pueblo de Calomarde merece la pena ver las lápidas romanas que se reutilizaron en la construcción de la iglesia de San Pedro Apóstol.

calomarde2

El mismo río Blanco forma un poco más abajo otro accidente producto de la erosión sobre la caliza, el Royo de Calomarde, un arco de roca donde el agua se embalsa de forma natural.

lapidas romanas

Parque Natural de los Pinares de Rodeno.Teruel

Un color tan característico no podía pasar inadvertido. Las areniscas del Triásico que afloraron en la sierra de Albarracín, de fuerte color rojizo, fueron modeladas y redondeadas por el agua y el hielo hasta formar una rareza geomorfológica que llama la atención del visitante y de los geólogos.

Además de por ese color rojo inconfundible, el paraje se caracteriza por los perfiles irregulares llenos de grietas, cárcavas, torreones y viseras.

parque natural de los pinares de rodeno

Sobre el lienzo de piedra colorada se extiende el manto verde y marrón de los pinares de rodeno. Este pino ha echado raíces entre las grietas, lo que ha contribuido aún más a fracturar el terreno.

Todo esto se cuenta en el Centro de Interpretación del Paisaje Protegido de los Pinares del Rodeno, a 11 kilómetros de Albarracín.

Nacimiento del río Pitarque .Teruel

Las fuentes del Pitarque, afluente del Guadalope, se hallan en uno de los lugares más salvajes del norte de la sierra de Gúdar.

Para llegar allí hay que seguir una senda de 5 kilómetros que parte de la aldea de Pitarque.

nacimiento del río pitarque

Se pasa por la ermita de la Virgen de la Peña y también por estrechos y profundos barrancos.

El ambiente húmedo y oscuro anuncia la inminente llegada a la surgencia, una gruta por la que el agua brota para drenar varias pozas y cascadas. La gruta, entre gargantas y riscos de una tierra desnuda y áspera, es toda una sorpresa natural en el Maestrazgo turolense.

Próximos están los Órganos de Montoro, en las cercanías de la localidad de Montoro de Mezquita, donde la fuerza de la naturaleza levantó verticalmente unos estratos calizos.

montoro de mezquita

Ruinas de Bilbilis . Zaragoza

Bilbilis Augusta, el embrión de la actual Calatayud, patria del poeta romano Marcial, fue un gran municipium de la Hispania romana que se extendía de forma escalonada por varios cerros surcados por las aguas del Jalón.

ruinas de bilbilis

Contaba con un foro con plaza porticada, templos, teatro, termas, una red de canalizaciones para el agua potable y grandes mansiones privadas.

De aquel esplendor hemos sabido por las excavaciones que desde 1971 fueron dejando a la vista parte del entramado urbano: mansiones privadas, mosaicos, templos, tabernas, pinturas murales, cerámicas y todo tipo de objetos.

Por desgracia, Bilbilis fue usada como cantera de piedra para muchas de las iglesias y palacios de Calatayud, y solo nos ha llegado una mínima parte de su esplendor original. Aun así, es una visita más que recomendable en el sur de la provincia de Zaragoza.

Tamborradas del Bajo Aragón .Teruel

Doce de la noche, Jueves Santo. Miles de cofrades con túnicas negras abarrotan la plaza de la villa de Híjar, en Teruel.

Suena la primera campanada y se «rompe la hora». El silencio sepulcral deja paso al repicar de cientos de tambores y bombos que no cesarán de tronar en los dos próximos días.

tamborradas del bajo aragon

Igual ocurre en Alcañiz, en Alcorisa, en Calanda y en otras nueve villas del Bajo Aragón según una tradición que se remonta al siglo XVI.

Cualquiera que pretenda recorrer la famosa ruta del Tambor y del Bombo del Bajo Aragón en Semana Santa debe de templar la paciencia y no ser delicado de oído.

Cada uno de los nueve pueblos de la ruta tiene una hora distinta para la «rompida», siempre entre Jueves y Viernes Santo.

Rubielos de Mora .Teruel

Es uno de los más afamados recintos monumentales de la montaña turolense. El casco histórico de Rubielos de Mora es un catálogo de edificios civiles y eclesiásticos de gran valor arquitectónico que abarcan desde el período renacentista al pleno barroco.

rubielos de mora

El ayuntamiento, un compendio de las mejores técnicas del Renacimiento aragonés del siglo XVI, alberga en su patio interior una lonja soportada por columnas toscanas.

Dentro del recinto intramuros está Santa María la Mayor, el principal templo de Rubielos, una construcción barroca de una sola nave.

Tiene una interesante portada de rejería. Del viejo recinto de murallas solo quedan dos puertas: la de San Antonio conserva el primer cuerpo de arco apuntado, cubierto con bóveda de cañón.

Murallas de Daroca.Zaragoza

Daroca es la capital del valle del Jiloca y también una de las ciudades históricas de la provincia de Zaragoza.

Pero ante todo, es una urbe orgullosa de sus murallas, pues pocas localidades aragonesas conservan aún un perímetro cercado tan imponente y sobre todo tan completo, en total 4 kilómetros de muro fortificado.

murallas de daroca

Hubo un tiempo en que la muralla que rodea Daroca llegó a tener 12 grandes torres y un profundo foso que la circundaba.

La muralla contaba con varias puertas, de las que algunas se conservan en uso, como la Puerta Alta, por donde salía el camino de Zaragoza, o al oeste, la Puerta Baja, la más monumental, bajo la que pasaba el camino de Calatayud y por donde aún circulan los vehículos que entran a la ciudad.

Fue agrandada y embellecida en tiempos de Carlos V, cuyo escudo imperial preside el frontal exterior.

Valderrobres .Teruel

La impronta renacentista aparece en cada esquina, en cada palacio, en cada iglesia de esta localidad, considerada uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservados de Aragón. El visitante accede a ella por el puente de cuatro arcos que salva el río Matarraña hasta el Portal de San Roque.

valderrobres

Desde allí se puede seguir hasta la plaza de España, con el ayuntamiento, obra ejemplar del Renacimiento aragonés, y la Casa Gótica, que sirvió de granero, hacienda pública y palacio de justicia.

El castillo, construido entre 1393 y 1411 por el arzobispo Fernández de Heredia, fue rehabilitado a finales de la década de 1970, lo que permite hoy disfrutar de la sala capitular y de la gran sala de las Cortes en todo su esplendor.

Judería de Tarazona .Zaragoza

En España se conservan muchas juderías, antiguos barrios donde habitaba la comunidad judía.

juderia de tarazona

Una de las más famosas y bien conservadas es la de Tarazona, que en realidad son dos juderías: la nueva y la vieja. La primera se localizaba a los pies de la Zuda (palacio del Gobierno) y abarcaba las actuales calles de Judería, Rúa Alta, Rúa Baja y Aires.

Como se quedó pequeña, en 1450 la aljama se amplió por la cuesta de los Arcedianos y en torno a la plaza de Santa María, y se separó de la zona cristiana mediante dos puertas.

En el Centro de Interpretación Moshe de Portella de Tarazona se explica mediante paneles y materiales multimedia la historia del pueblo judío desde sus orígenes históricos, y se profundiza en la vida de esta comunidad en Tarazona hasta su expulsión en 1492.

Monasterio de Veruela.Zaragoza

La estancia de Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano en este monasterio aragonés lo situó en el universo romántico, pero Veruela llevaba siendo un referente en el arte y la vida monacal aragonesa desde que en 1146 fuera fundado a los pies del Moncayo por monjes del Císter.

monasterio de veruela

La abadía, rodeada por una muralla defensiva con 11 torreones que se extiende a lo largo de un kilómetro, llegó a ser uno de los más importantes centros cistercienses en España.

Dentro se pueden visitar edificios de diversas épocas, todos marcados por la sencillez autoimpuesta por la orden.

El de mayor carga espiritual es la iglesia románica, formada por tres imponentes naves separadas por pilares en forma de cruz y arcos de medio punto. El claustro, de estilo gótico levantino, es el nudo central del monasterio y hace las veces de distribuidor.

Seo de Zaragoza .Zaragoza

Si a algún templo le viene al pelo el tópico de libro abierto de estilos arquitectónicos es la Seo, la catedral de Zaragoza.

seo

En el solar donde se sitúa el templo, en un lateral de la plaza del Pilar, ya rendían culto los romanos en el siglo Iº.C.

Luego hubo una mezquita que Alfonso I convirtió en iglesia católica.

Tras 18 años de restauración, la catedral del Salvador, su nombre oficial, muestra el esplendor de varios períodos constructivos: el románico tardío con sus ajedrezados, los ábsides superiores góticos, el cimborrio mudéjar o la portada clasicista del siglo XVII.

Una de sus joyas está en el exterior: es el muro de la Parroquieta, realizado en 1360 como remate de la capilla de San Miguel Arcángel, que el arzobispo Lope Fernández de Luna encargó como capilla funeraria.

Regresar